Su cuerpo arde, pero no es aquel ardor que siente por heridas o alguna enfermedad, es un ardor que no sabe como describirlo, en sus recuerdos se aloja solo una vez que lo sintió de tal manera; una noche. Se muerde el labio con fuerza y ni siquiera él sabe a ciencia cierta porqué lo hace, quizás para distraerse de toda la ola de sensación que le lleva a tener el sucio, que le incita a abrir en su mente aquel lado que tiene encerrado su libido. Sus ojos se mantienen fuertemente cerrados evitando observar el lugar o al mismo sucio, está muriendo de pena y de otras sensaciones que no hacen más que carcomerlo dejando culpa a su paso. No quiere saber lo que está haciendo el sucio, pero puede imaginarlo por medio del tortuoso tacto y otro sentidos que no puede evadir.
Todo es un frenesí, una mezcla de roces y sonidos con vista borrosa, un intento por perderse con los toques del sucio y fusionarse con lo que pueda desaparecer y a la vez quedarse. Él no tiene ni idea de lo que debe o no debe hacer, es su castigo por no haber pensado como un adolescente normal durante todos esos años, por saltarse aquel paso a donde YoonGi lo arrastra casi contra su voluntad.
Culpa al sucio de hacer colapsar su mente, lo culpa de hacer colapsar su cuerpo, porque cae al suelo cuando sus delgadas piernas no pueden soportar la situación, cuando se vuelve más débil y cede ante caricias que debería estar despreciado. Su interior estalla y por fin se digna a abrir los ojos, solo por curiosidad o porque está confiado de la poca luz que hay.
Es estúpido. Su vista es borrosa, pero cuando enfoca a YoonGi quiere hundirse en la tierra, despertar en su cama o simplemente desaparecer, porque mirar al sucio es distinto, observarlo es una mezcla entre erotismo y vergüenza. Sus quebrados labios se hunden con los de YoonGi y toma su oportunidad de volver a cerrar los ojos, no quiere ver lo que ocurre, no quiere ver a YoonGi.
Describir cómo es que late su corazón sería inútil, porque parece que su corazón se ha dado por vencido y ha dejado de hacerlo. Manos cálidas recorren su cuerpo deshaciéndose de su vestimenta, la tela delgada jamás se había sentido tan pensada. Escucha roces entre ropa y piel, la mejor amenaza que le dicta que no abra los ojos, que los mantenga cerrados huyendo del sucio que lo domina. Su cerebro se desconecta de su cuerpo, se arriesga y observa.
Maldito sea YoonGi y su desgraciado cuerpo.
Siente los suaves labios de aquel sucio sobre su cuello encaminándose a sus notadas clavículas, respira agitado, su pecho se eleva y desciende con rapidez y quizás el sucio lo ha notado, porque toma su mano como un acto de consuelo. Maldice el jodido calor que solo se siente entre la poca distancia de ambos, es como un horno, como fuego, lo que sea que queme y que haga sufrir. Por un segundo su mente se desvía y se pregunta a donde carajos han lanzado su ropa, es un respiro para que busque con la mirada por su entorno y observe prendas sobre el suelo, aunque claro, las de YoonGi han sido acomodadas sobre sus cosas, es absurdo, pero lo ha dejado respirar y distraerse entre todo el caos interno que está sufriendo.
Por instinto retira la mano de YoonGi, la que se encontraba por sobre su estómago descendiendo de manera frenética, lo hace siendo inconsciente de sus actos, pero de nuevo, no es suficiente para detener al sucio que deja el recorrido para saltarse hasta donde ha querido llegar. Y es el primer gemido que JiMin suelta. Se apena al escucharse a sí mismo y cubre sus labios. Quiere cubrirse, sentirse desprotegido y apartarse, tener una oportunidad para detener todo, pero de nuevo, su cuerpo atenta contra él mismo he ignora sus plegarias, prefiere reaccionar de forma descarda a las acciones del sucio, y es tan humillante no poder controlarse.
Su voz suena diferente, pero puede reconocerla como suya, cella sus labios porque no quiere escucharse, y agradece que YoonGi no sea tan ruidoso a comparación suya, aunque hablando sobre el tema del placer desconoce por completo el camino de YoonGi. Se deja guiar por sensaciones porque ha decidido no ver y tampoco escuchar, hablar es imposible. Siente la mano de YoonGi en su rostro, acariciando su mejilla.
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Sucio »YoonMin« #1
RomanceJiMin es un chico de 15 años tratando de sobrevivir a los vestigios de una guerra. Recolecta, vende, compra y revende en su pequeña y devastada ciudad, pero un sucio llega para tambalear su corta vida. »Pareja principal; YoonMin« »Aparición de parej...