El secreto de Lucy(Editando)

Capitulo 7

— Están suspendidas- declaró el director tratando de ocultar el enojo en su voz.

— ¿Qué?¿Y por qué?- dijo Chloe, mientras hacía muecas de confusión.

El director, dió la vuelta en la silla giratoria del escritorio, nos dirigió una de sus típicas miradas frías que dejan con escalofríos a cualquiera, se acomodó la corbata negra y apoyó los codos en el escritorio, quedando a pocos centímetros de nosotras. Casi se podía sentir la tensión en el aire y luego de la nada él soltó una carcajada maquiavélica.

— Estoy siendo benevolente. Su culpabilidad es más clara que el agua. Lo único que me sorprende es que Lucy haya ocasionado esto en menos de una semana.

Nos quedamos atónitas, no esperábamos ser descubiertas, sin embargo, el plan apenas iniciaba. Ya habíamos iniciada el fuego, faltaba extenderlo.

Lucy tomo las manos de sus nuevas amigas y con un pequeño apretón les indico que era el momento de irse. Sin decir nada las chicas se pararon, tomaron su pase de castigo y salieron de la oficina, dejando a la dulce Lucy a su suerte.

Esta era la parte crucial del plan. Todo dependía de ella ahora. Cómo era de esperarse toda alimaña cuenta con oscuros secretos y para revelarlos hace falta usar carnada del mismo tipo.

Lucy bajo levemente su cara como niña arrepentida, su labio comenzó a temblar y estuvo a punto de llorar hasta que logró el efecto deseado. El temible hombre que estaba en frente de ella rápidamente se acercó a ella, influenciado por su ternura y encanto.

Ella comenzó a balbucear mientras señalaba el papel de la suspensión y luego movió su cabeza de lado a lado, negando con una velocidad que podría fracturarle el cuello de no detenerse.

— Mis pa..pás..me... matan. Yo no lo hice...hip..hip...no, hago...lo...que...sea- dijo Lucy mientras se despuntaba el tercer botón de su blusa.

El asqueroso director cayó rendido en la trampa, ante esa insinuación no tardó en tomar a la joven en brazos y acunarla como a una auténtica niña pequeña. Una vez metido en su fantasía no pudo evitar chocar sus labios con los de la joven, luego le secó las lágrimas y le prometió una vida de privilegios dentro de tal manicomio. Le contó la verdad de las horribles cosas que hacían con las de su tipo y con algunos otros rebeldes, además de librarse de esas torturas le dijo que la premiaría con obsequios e incluso la sanaria de su enfermedad con sus propias manos.

Aunque Lucy estaba asqueada por haber confirmado sus sospechas sobre el director continuo con la actuación, sonrió como si estuviera encantada de semejante barbaridad, le beso de vuelta y le susurro al oido una pequeñ petición. La emoción fue tanta que el director no pensó ni un segundo el dejarla sola en su despacho y salió corriendo a buscar lo que su amada Lucy le pidió.

En cuanto el hombre salió la joven comenzó a desordenar todo el lugar en busca de pruebas, carpetas, documentos, cualquier cosa que lo incriminara