Jungkook
—Espera un momento —dijo Yoongi, retirando la silla para sentarse—. ¿Quien viene es uno de los hermanos de Jihyun? No me digas que también tuvieron algo que ver.
—No, eso fue con su hermana, Hye. —Me senté delante de él e ignoré tanto su sonrisa burlona como el incómodo nudo que sentía en el estómago—. Y no fue la gran cosa, solo unos cuantos besos y caricias. Quien viene es su hermano pequeño, Mimi, quien solo era un chiquillo la primera vez que fui a casa de Jihyun en Navidad.
—Todavía no me puedo creer que te invitara a su casa a pasar Navidad y te metieras con su hermana allí mismo, en el jardín. Yo te daría de golpes. —Se quedó pensativo un momento, rascándose la barbilla—. Bah, es mentira. Me habría importado una mierda.
Miré a Yoongi y sentí un amago de sonrisa en la comisura de los labios.
—Hye no estaba en la casa cuando volví unos años más tarde a pasar el verano. La segunda vez que estuve allí me comporté.
A nuestro alrededor se oían el tintineo de las copas y los murmullos de la gente que conversaba tranquilamente. El almuerzo de los martes en Le Bernardin se había convertido en una costumbre para nuestro grupo durante los seis meses anteriores. Por lo general, Yoongi y yo éramos los últimos en llegar a la mesa, pero, por lo visto, ese día los otros se habían quedado rezagados a causa de una reunión.
—Y supongo que querrás que te den un premio por eso —comentó Yoon, examinando la carta antes de cerrarla de golpe.
A decir verdad, ni siquiera sé por qué se molestó en abrirla. Siempre pedía caviar de primero y filete Wellington de plato fuerte. Últimamente había llegado a la conclusión de que Min Yoongi se guardaba toda su espontaneidad para su vida con Tae; con la comida y el trabajo, decididamente, era un animal de costumbres.
—Te olvidas de cómo eras tú antes de conocer a Taehyung —dije— . Deja de comportarte como si hubieses vivido en un monasterio.
Me dio la razón al tiempo que me guiñaba un ojo y me dedicaba una de esas enormes sonrisas desenfadadas suyas.
—Bueno, háblame de ese hermano pequeño, entonces.
—Es el menor de los cinco hermanos Park y estudia un curso de posgrado aquí, en Seúl. Mimi siempre ha sido inteligente, algo exagerado. Terminó la universidad en tres años y ahora trabaja en el laboratorio Liemacki, ¿te suena? ¿El que trabaja con vacunas?
Yoongi negó con la cabeza y se encogió de hombros, como diciendo:
«¿De qué diablos me estás hablando?».
—Es un proyecto de alto nivel de la facultad de Medicina — proseguí —. Bueno, el caso es que el fin de semana pasado, cuando fuimos al casino y tú ibas como loco detrás de los chicos en las mesas de blackjack, Jihyun me envió un mensaje de texto diciéndome que iba a venir a visitarlo. Me contó que le dio un sermón para que no siga viviendo entre tubos de ensayo y vasos de precipitados el resto de su vida.
El camarero acudió a rellenar nuestros vasos de agua y le explicamos que esperábamos a unos cuantos comensales más.
Yoongi me miró.
—O sea que piensas verlo otra vez, ¿no?
—Sí. Estoy seguro de que este fin de semana saldremos y haremos algo. Creo que volveremos a salir a correr juntos.
No me pasó desapercibido el modo en que abrió los ojos como platos.
—¿Vas a compartir con alguien el espacio sagrado que dedicas a correr? Eso parece más íntimo para ti incluso que el sexo, Jungkook.
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Seductor Irresistible - Kookmin
RomanceJimin es una rata de laboratorio. Vive por y para su trabajo. Su hermano Jihyun, preocupado porque todos los días se la pasa metido en el laboratorio lo convence para que le pida a su amigo Jeon Jungkook que le enseñe a conseguir amistades. El probl...