La habitación estaba sumergida en la oscuridad casi por completo. Solo la luz de unas pocas velas iluminaban la estancia. Así era mucho más fácil evitar las punzadas dolorosas en la cabeza de la bruja que estaba recostada, envuelta en sus finas sábanas, con los doseles cerrados. Estaba muy enferma después de todo.
Andrómeda Black, la única de las tres hijas de esa rama de la familia que quedaba con vida, había caído en cama, presa de fiebres y temblores. Los accesos de tos no la dejaban dormir ni respirar. ¡En qué mal momento había sucedido! Justo cuando su nieto, el pequeño Teddy más la necesitaba. Era un ser tan frágil... Y aunque se había recluido a sí misma al comienzo de su padecimiento, los medimagos le habían advertido que no era seguro para un bebé de diez meses estar tan siquiera en la misma casa. Por eso, y recurriendo a la poca fuerza que le quedaba, conjuró pergamino y pluma para escribir una carta.
Cuando terminó su cometido llamó a su elfo doméstico "Winter" y le tendió los papeles. -Ya sabes qué hacer- dijo en voz baja. Y tras un asentimiento de cabeza el elfo desapareció y ella se acomodó nuevamente entre las sábanas, buscando la posición más cómoda. Pocos minutos después se quedó profundamente dormida.
Nota del autor: Todos sabemos que enfermedad atacó a Andrómeda. Puede ser un tema sensible para algunas personas pero traten de tomárselo con humor desinteresado. Mi intención no es ofender a nadie. Solo necesitaba una excusa para darle la custodia temporal a mis bellos Draco y Harry.
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Cuidando al bebé
HumorAndrómeda Black es la tutora legal de Teddy Lupin, pero eventos imprevistos la obligan a pedirle a Harry Potter que cuide de su nieto por unas semanas. Él acepta sin saber que no solo debe cuidar de su ahijado, sino también de cierto rubio de ojos...