Capítulo 1 - La carta

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Capítulo I - La carta

Harry estaba sentado a la mesa de la cocina en Grimmauld Place tomando su desayuno. Era temprano en la mañana. Ahora que vivía solo se había propuesto ser un "adulto responsable". Ya tenía 22 años después de todo. Aunque los Weasley le dijeron en repetidas ocasiones que era más que bienvenido a vivir con ellos ciertamente no se le antojaba. Los amaba, eran su familia de acogida. Pero de algún modo sentía que no pertenecía al 100% ahí. Además del hecho de que anhelaba su independencia y privacidad.

Tras haber derrotado a Voldemort definitivamente, su fama no había hecho más que crecer. Aunque ya habían pasado algunos años en todos lados era hostigado hasta el cansancio por sus admiradores, la prensa o simplemente por curiosos mal educados que le pedían abiertamente detalles morbosos de la guerra. Allí en la casa que le había heredado su padrino se sentía tranquilo y a salvo de miradas entrometidas. Aunque Hermione lo regañaba de vez en cuando diciéndole que no debía volverse un ermitaño, a él le gustaba la quietud y el silencio de su enorme casa.

Estaba tan concentrado en el desayuno sustancioso que Kreacher le dejó preparado, que apenas noto cuando el otro elfo doméstico se había aparecido a un lado suyo. Cuando este le llamó por su nombre, Harry dio un pequeño brinco en su asiento.

-¡Por Merlín! ¿Qué forma es esa de aparecerse de la nada?- No lo había dicho en tono de reproche.Sino con una sonrisa mientras se recuperaba de la impresión.

-Lo siento Señor. Winter solo vino a entregar esta carta, Señor. Winter es un buen elfo. Solo vino a entregar esta carta de su ama, la Señora Andrómeda, Señor.- Con una mano llena de callosidades le tendió un sobre, que Harry abrió y comenzó a leer.

Querido Harry:

Como bien sabes cuando mi hija y mi yerno murieron dejaron al pequeño Teddy bajo mi tutela. Pero ahora que me encuentro terriblemente enferma no puedo cuidarlo como es debido. Winter se ha hecho cargo durante un tiempo pero he sido advertida del peligro que correría mi adorado nieto si se queda en la misma casa donde estoy yo.

Por eso, con todo el decoro que me es posible debo pedirte que me concedas este favor.

Cuida a mi pequeño. Solo sería por unas semanas mientras recupero mi vigor. Los medimagos son optimistas con mi pronóstico. Pero fueron estrictamente claros sobre la prevención en lo que respecta al niño. ¿Quién mejor que su padrino para mirar por él?

Sé que no me negarás este favor aún con todas las posibles molestias que te cause.

Por eso, lo siento. Y gracias.

Andrómeda Black

Cuando terminó de leer la carta le dijo a Winter que lo esperara en el sitio y corrió escaleras arriba, hacia su cuarto para cambiarse de ropa, pues aún llevaba un pijama sencillo. No tardó más de quince minutos en estar nuevamente en la cocina. -Bien Winter. llevame con tu ama. Haré lo que me pide con muchísimo gusto. -Una sonrisa enorme se instaló en su cara. No es que se alegrara de la condición de Andrómeda, pero siempre disfrutaba el poco tiempo que pasaba con su ahijado. Tenerlo por tanto tiempo seguido con él sería estupendo. Hasta le serviría de práctica para cuando tuviera sus propios hijos.

-Aquí- el elfo le tendió nuevamente su mano y cuando la juntó con la de Harry ambos desaparecieron de la cocina de Grimmauld Place. Un breve momento de oscuridad y se materializaron nuevamente en la sala de una elegante mansión.

Allí, en una cuna montada en medio de la habitación estaba su ahijado, durmiendo plácidamente. Se veía tan tranquilo que casi era una pena tener que perturbar su sueño para llevárselo a su nuevo hogar temporal. Pero Andrómeda tenía razón. Mientras más tiempo pasara en esa casa mayor sería el riesgo al que estaba expuesto.

Cuidando al bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora