La niña

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Ese día al salir de su habitación se encontró con un hombre, pensando así que su esposo si había cumplido lo que le dijo, cuando se fijó bien de quien se trataba era el guerrero de confianza de su esposo, por que lo habrá puesto a él? acaso no lo necesita a su lado?. El hombre se le acercó y le dijo.

- Hola, yo seré tu perro guardián- cuando Kenzie regresó esa noche al castillo luego de regresar de la aldea se dirigió al despacho de su amigo cuando escuchó a su amigo diciéndole a su esposa que le pondría un guerrero para que la vigilara y ella le respondía que no necesitaba a ningún perro guardián. 

Fue ahí cuando encontró la excusa perfecta para ver como era, estos días la había esta siguiendo, la veía ir a una cabaña pero cada vez que quería averiguar que hacía ahí se encontraba con alguien o pasaba algo en la aldea.

Cuando ella salió del despacho, él entró y conversó con su amigo, éste le contó todo y le dijo que pensaba poner a alguien para vigilarla pero él se ofreció diciendo que quién mejor que él para estar con ella y saber que hacía, así fue como terminó estando esa mañana fuera de su habitación.

- hola- Alejandra no sabía que pensar ni que decir, sólo se encaminó al comedor que para su sorpresa estaba su esposo mirándola con una sonrisa en su rostro, que si por ella fuera se la borraba tirandole el jarrón que estaba en la mesa. 

- qué tal dormiste esposa?- seguía riéndose, recordando que esa noche había entrado y la encontró dormida, se quitó la ropa y la abrazó pegándola a su cuerpo, al despertar Alejandra se sintió algo en la parte inferior de su espalda, al darse cuenta de que se trataba de su esposo quien estaba detrás y de una parte de él que estaba muy animado lo primero que hizo botarlo de la cama.

- sabes? se me fue el hambre- dijo Alejandra yéndose pero antes de llegar a la puerta le dijo a su esposo.

- y para que sepas, hoy me di cuenta que no tienes nada bueno que mostrar a una mujer, con esto confirmo lo que dicen de ti, ABURRES en la cama querido.

Alec se te atragantó al escuchar lo que le dijo su esposa, y Kenzie solo se reía de lo que le había dicho a su laird, ella estaba consciente deque había mentido, pues lo que había escuchado de su esposo decían que era bueno en la cama y que sabe como dejar satisfecha a una mujer.

Ese día estaba tan concentrada pensando en lo que le había dicho a su esposo que no fue a ver a la niña y no se dio cuenta en que en todo el día su doncella no se había aparecido para nada.

Al día siguiente estaba esperando a su amiga y como no llegaba, decidió preguntarle a su perro guardián.

- hola, sabes donde está Caris, mi doncella?

- buenos días señora, pensé que lo sabía, el laird decidió que no necesitaba una doncella así que la mandó de nuevo al ducado con su padre.

No podía creer lo que estaba escuchando, la había regresado? 

- dónde está mi esposo? 

- está en su despacho señora 

Fue enfurecida al despacho de su esposo, lo encontró leyendo unos papeles, así que se le acercó y lo encaró.

- dónde está mi doncella?

- acaso ya no te lo dijeron? la regresé al ducado, no necesitas a nadie que te atienda, me imagino que tu padre te habrá dado una buena educación y también te habrá enseñado a respetar las decisiones de tu esposo y tu laird.

- tú no eres mi laird, y no te metas con mi familia, sé cuidarme sola y te lo voy a demostrar.

Salió del despacho dejando a su esposo confundido, pensó que le pediría que trajera de vuelta a su doncella, pero hizo todo lo contrario, ella lo confundía y no sabía a que manera.

Duquesa y SeñoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora