Su recuerdo

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Todo el resto del día estuvieron paseando por la aldea y alrededor del castillo, Alejandra se dio cuenta que no conocía muchos lugares de su propio hogar, decidió que se encargaría de explorar cuando su padre se fuera.

Al día siguiente al bajar a desayunar vio a su padre conversando con Alec, estaban muy serios, así que se acercó.

- qué sucede?- preguntó ella

- nada amor, solo hablaba con tu padre sobre nuestro compromiso, quizás sea muy rápido decir esto, pero quiero que acabado el handfasting nos casemos de nuevo.

- estás seguro?

- si, no quiero que ni Yvaine ni tu se alejen de mí, este castillo no sería el mismo y yo tampoco

- si amor, nos casaremos y entonces si podré invitar a kendrew- estaba tan emocionada

- quién es Kendrew?

- es un buen amigo, ya lo conocerás después.

Se dirigieron al comedor, donde encontraron a su nana. Kenzie e Yvaine conversando y riendo se unieron a ellos, teniendo así la última reunión juntos antes de que todo lo malo llegara.

Al terminar Alejandra se dirigió con su hija a la biblioteca para seguir enseñándole a escribir y leer, James y Adaina fueron de nuevo a la aldea para comprar algunos cosas que vieron el día anterior y llevarlos al ducado, Alec y Kenzie estaban en el despacho conversando sobre la aldea, algunos guerreros y temas personales.

Después de enseñarle a su hija y dejarla con Alec y su tío practicando decidió cumplir lo que se había propuesto, volvió a recorrer el castillo encontrando de nuevo las mismas habitaciones de la vez pasada cerradas, pensó abrirlo pero escuchó unas voces que no estaban muy lejos, se fue acercando y vio a un guerrero y una sirvienta saliendo de una puerta que estaba oculta por un tapiz colgado en la pared.

- cuando nos veremos de nuevo?- preguntó la sirvienta

- no lo sé, mi esposa está empezando a sospechar de que la engaño

- la tonta de tu esposa no te dirá nada, está mas entretenida atendiendo a la señora que a ti

- cállate!!!

sabes que tengo razón te tiene tan olvidado que por eso vuelves a mí.

Se fueron conversando, Alejandra sabía quien era la esposa, pues tenían razón desde que llegó la atendió de maravilla, hablaría con ella no era tonta, no le diría lo que había visto sin antes persuadirla y saber que piensa de su marido.

Dejando de lado el tema, caminó hacia la puerta de donde habían salido los otros dos, encontrando unas escaleras que la dirigían al sótano. Bajando se dio cuenta que no era simplemente un sótano si no que guiaban a un calabozo, mientras mas bajaba mas fuerte era el hedor que se sentía, parecía como si alguien hubiese muerto ahí abajo, todo estaba sucio, como si no lo hubiesen limpiado en años y esperaba que nadie estuviera ahí nunca.

Siguió caminando, pues veía que entraba luz desde alguna parte del lugar, encontró dos salidas, una que estaba debajo de las murallas, intuía que por ahí entraban los guerreros con los ladrones y demás personas, y la otra era una abertura muy pequeña, tuvo que agacharse y arrastrarse hasta que salió por la parte delantera del castillo ya pasando la muralla, este sería una escapatoria perfecta, regresó por donde había venido, subió las escaleras y se limpió como pudo, ya inventaría algo si la veían con el vestido sucio.

Acomodó el tapiz para que quedara como lo encontró, al darse la vuelta encontró pasando a una sirvienta la detuvo y le pidió que le trajera las llaves de las habitaciones cerradas, las trajo y la dejó sola.

Duquesa y SeñoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora