Quiero que tus manos choquen con mi piel cuando gimes mi nombre, quiero que suspires cuando entres en mí.
¿Recuerdas esas tardes en las que nos encerrábamos y peleábamos cuerpo con cuerpo? Siempre en silencio y con miedo a que nos descubran, pendientes de nuestros gemidos y de que aquella puerta no se abriera.
¿Recuerdas que no nos importaba el lugar? Solo queríamos alejarnos de sus miradas para amarnos con locura e intensidad.
Es una locura que luego de tanto solo nos quede revivir nuestros recuerdos a la lejanía del calor que emanábamos.
ESTÁS LEYENDO
Desahogo
RomanceNo es muy importante. Desahógate con las palabras que tu boca no puede articular.