U N O

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Dos chicos se encontraban caminando a la escuela, todo era normal al rededor y con ellos, tenían la costumbre de encontrarse en un sitio e irse juntos a la secundaria desde hace más de cuatro años pues eran amigos desde la preadolescencia que iban juntos un grupo de cuatro, pero desde que comenzaron ese año solo iban ellos dos, tranquilos disfrutando de la compañia del otro y mirando al rededor tan fresco del amanecer.

—Luz —llamó a su compañero, sin mirarlo—, últimamente has estado comportandote... Ya sabes, ¿todo está bien? —Miró a su compañero, quien le devolvió la mirada, pero una mirada sería y un poco tensa.

—Si, solo que...hay alguien que me gusta, ¿sabes? Y quiero decirle, pero no se como —Agachó la mirada al suelo, metiendo sus manos a los bolsillos del pantalón como él acostumbraba a estar siempre.

—¿Y por eso te comportas tan extraño? Viejo, creí que era algo malo —regaño—. Estuve a punto de explotar pensando en que te ocurría.

—Lo siento, no quería preocuparte, —Lo miró nuevamente un poco más calmado— Soraru, ¿crees que me acepte? Porque no quiero arriesgarme a que me rechace.

—En primer lugar, no se quien es, en segundo lugar, no lo creo porque eres popular y tienes muchas chicas que mueren por salir contigo —Se encogió de hombros mirando el camino.

No hubo más charla hasta que llegaron al colegio, ya era un poco tarde pero aún así se tomaron su tiempo para ir a sus clases, después de todo era viernes y sabían que esos días su profesor de primera hora tenía la costumbre de llegar tarde, así que no tendrían problema con la puntualidad o un reporte.

Las horas pasaban rápido, los profesores los estaban preparando para los exámenes de la Universidad, todo el mundo hablaba de ello y unos cuantos solo lo ignoraban. Soraru era uno de esos chicos que tenía todo planeado, aquel chico de cabello azul oscuro siempre planeaba y organizaba todo antes de tiempo porque era una persona que se estresaba con demasiada facilidad, le tensaba tan solo ver a sus amigos desesperados por escoger una buena escuela o saber que hacer si no lograban alcanzar la calificación.

Ya era hora de la salida, todos corrían y celebraban que era fin de semana, mientras Suraru, Luz y Amatsuki caminaban por la calle charlando felices, también tenían sus planes y creían que sería el mejor fin de semana al asistir a las mejores fiestas de la escuela que hacia el típico chico popular millonario que lo dejaban solo en casa los viernes hasta los domingos.

—Soraru, porfavor dime que vas a venir —dijo el chico de cabellos castaños y orbes naranjas, mirando al mencionado como un niño pidiendo un dulce.

—Si, tienes que ir con nosotros o te llevaremos por la fuerza —continuó el de hebras grises y ojos grises oscuros, Luz.

—No lo sé, si quiero pero no se si mi papá me deje —Los miró un poco molesto—. Debido a que dos idiotas casi destruyen mi jardín.

—Lo sentimos, nos dejamos llevar por la situición del juego, ya sabes —Sonrió nervioso Amatsuki.

—Tienen suerte que a ustedes solo los echo de casa... —suspiro— Bien, le diré a mi mamá para que me deje ir.

Los otros dos chicos celebraron haciendo reír al otro, por veces solían ser muy maduros y responsables, pero otras veces eran muy infantiles.

Al poco rato se separaron para seguir su camino a casa, ya habían organizado todo sobre la escuela desde antes para esa noche poder pasarla bien sin preocuparse, tomarían esa noche como la mejor para ellos.

****

Los tres chicos ya se encontraban fuera de la gran casa, la música se escuchaba bien, luces por todos lados de colores y lleno de adolescentes seguramente de la escuela y otro de otro lugares, el de cabello oscuro hizo una mueca de asco al percibir el aroma a alcohol, tabaco y sustancias (drogas) que soltaban un olor demaciado amargo y desagradable.

—Dijeron que no habría nada de eso —habló irritado con el ceño fruncido.

—Calma, princesita, mientras tú no lo consumas todo está bien —Sonrió el castaño claro—, anda, vamos —Y se encaminó a la fiesta.

El ambiente se sentía energético, la música tan rítmica tenía bailando a la mayoría de los presentes como locos, otros bebían en la barra del bar y otros en unas mesas de fiesta hacían juegos apostando cosas, todo al rededor era diversión y buenas vibras como lo llamaban ellos, Amatsuki y Luz tomaron unos vasos de cerveza que les ofrecieron en la entrada y se colaron a la pista de baile para entrar en ambiente, el otro chico tomó su vaso y le dio un pequeño trago, era la primera vez que bebía y temía a quedar envenenado.

—Amargo... —Se dijo a si mismo, que apenas él y pudo escuchar su propia voz debido a la fuerte música.

Miraba a sus amigos hacerle señas que fuera con ellos a bailar, pero guardaba el terrible secreto que nunca aprendió a hacerlo y no haría el ridículo delante de prácticamente toda la escuela. Negó con la cabeza sonriendo y se encaminó a buscar una mesa cerca para que sus amigos lo alcanzaran. Miraba a todos lados como los demás bebían y fumaban sin problema, odiaba el humo del tabaco y era peor porque el humo que veía era de porros, solo suspiro y dio otro trago a la cerveza y limpio la espuma restante de sus labios. Al encontrar una mesa y tomar asiento, miró sus tenis Converse totalmente negros, unos jeans oscuros y una polera blanca con detalles de manchas grises claras, no era ropa del todo moderna pero se sentía cómodo y era lo único que le importaba.

—Oye, amigo, —Escuchó que una voz femenina lo llamó, la miró— ¿quieres bailar? —gritó con una sonrisa, tenía un vestido blanco corto y un escote de corazón en el pecho.

—No, gracias —gritó lo más amable que pudo.

La chica se sentó a su lado acomodando su cabello y dejando su vaso sobre la mesa, se acercó al oído ajeno poniendo nervioso al más alto.

—¿Te da pena? —preguntó con un tono coqueto, sonrió.

—No es eso, es solo que no quiero y ya —Sonrió. Hablando cerca de la rubia para que lo escuchará.

—Ven, vamos a donde no se escuche tanto la música —Se levantó y le tomó la mano, acto que fue correspondido.

Ambos chicos subieron al tercer piso, donde por alguna razón se escuchaba mucho menos la música y no había tantas personas, eran solo pasillos con puertas y unas pequeñas filas para entrar al baño.

—Mucho mejor, ¿no crees, guapo? —Volvió a sonreír mirando al de cabellos oscuros.

—Hehe si, sentía que me ahogaba. —La miró— Soy Soraru.

—Me llamó Izuku, ¿porque estás tan solo? Alguien como tú corre peligro aquí.

—¿Eh? ¿Acaso aquí roban personas? —Borró la sonrisa asustandose un poco.

—Hahaha no, tontito, lo digo porque eres muy lindo y cualquier chica te drogaria para que la lleves a la cama.

—¿Enserio? No creí que las chicas fueran tan peligrosas —dijo pensativo.

—Lo somos, unas somos más peligrosas que otras —Se acercó poco a poco.

El chico retrocedía sonriendo nervioso, hasta que chocó con la pared y la chica aprovechó para acorralarlo y acariciar su mejilla, la chica tenía ojos ámbar grandes, era bastante bonita a pesar de no tener mucho maquillaje y de una figura envidiable para muchas chicas y deseada por chicos, su cabello Rubio estaba atado a una coleta y estaba perfectamente planchado y se veía cuidado.

—Ya lo veo... —Desvio la mirada nervioso— La novia de un amigo es muy tierna...

—¿Y a tí te gustan las chicas rudas o tiernas?

—Bueno... Yo... En realidad no me impo  —una voz masculina lo interrumpió.

—Izuku-san, ¿que haces con ese idiota? —Se encaminó a ellos y tomó del brazo a la chica, separándolos.

Soraru aun más nerviso de ver quien era, trago saliva.

«estoy acabado... » Pensó.

Mi Pequeño Secreto [Soraru×Mafu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora