Capítulo 9

1.3K 41 1
                                    

HUGO
Seguimos bebiendo un poco hasta que ya siento el mareo característico de cuando estás ebrio.
Eva parece estar peor que yo e incluso cada vez la noto más pálida. Pero no le dio importancia dado que estoy algo borracho.
Dejo el vaso del licor vacío en una mesa y aparto el de Eva también.
Sonrío.
-Eva, ¿bailamos?
-No me encuentro muy bien...
-Venga, vamos.
-No seas idiota.
La sujeto de los brazos y tiro de ella hasta la pista.
Hago que se mueva un poco y ella se aferra a mi.
Y entonces es cuando me doy cuenta de que realmente no está bien.
De un momento a otro, los pies de Eva la fallan y acaba tirada en el suelo.
El golpe es tan tremendo que todo el mundo se nos queda mirando y yo no sé qué hacer.
Cuando logro reaccionar, Eva está tratando de incorporarse sin éxito alguno.
La chica morena de antes la levanta de un movimiento rápido y Eva comienza a caminar hacia la salida sin decir nada.
Salgo detrás de ella, caminando deprisa para poder alcanzarla.
-¡Eva! -Corro hacia ella. -¡Eva, espera!
-Te dije que no me encontraba bien. -Me observa con el ceño fruncido. -Lo sé... Perdóname por favor...
Suspira negando.
-No soy alguien normal, Hugo... No puedo hacer el loco como si nada.
-¿Te han hecho pensar eso? Por supuesto que eres alguien normal solo que...
-Déjalo, Hugo. Me voy a casa.
Vuelve a andar con rapidez, alejándose de mi, pero yo no me rindo y la sigo.
-Déjame llevarte a casa por lo menos.
-¿Conducir? ¿En ese estado? No, gracias. Prefiero ir andando.
-Venga, Eva. Tus piernas no lograrán llegar hasta casa... Además, prometo conducir despacio, te la debo.
Suspira pesadamente y acaba por asentir.
-Está bien.
La guío hasta la camioneta.
-No volverá a pasar. -La aseguro arrancando y conduciendo lo más despacio posible.
-Sé que no.
Me dedica una mueca parecida a una sonrisa y siento alivio. Por lo menos no parece seguir enfadada.
Llegamos a nuestras casas unos minutos después y la acompaño hasta la puerta de la suya, parece algo nerviosa.
-¿Estás bien?
-Ajá... -Responde mirando la puerta.
-No lo sabe ¿no? Tu madre no tiene ni idea de a donde te has ido.
-No...
Sonrío.
-No sabía que fueses de esa clase de chica que no cumple cada una de las normas al pie de la letra.
-Nunca me habría dejado ir si no.
-En realidad, deberías agradecerla. Esos sitios son una mierda. A mí mi madre me obliga a ir pero prometo no volverte a llevar.
-No prometas eso.
La miro confuso.
-Ha sido una mierda, Eva.
-Bueno, sí. Pero me ha gustado hacer algo diferente contigo.
Se me escapa una sonrisa amplia.
-Buenas noches, Hugo.
-Buenas noches, Eva. Y... Suerte.
Suelta una risita y camino de vuelta a mi casa.

Evugo - SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora