Capítulo 14

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Se les fue el cansancio casi de inmediato, y se levantaron corriendo fuera de la torre de Gryffindor. Si el Ministro estaba allí no era nada bueno, y tenían que saber qué le pasaba a su amigo.

Llegaron a la salida del castillo, donde comenzaba la bajaba hacia el bosque y por ende a la cabaña del semigigante. Lo que no esperaban era encontrarse a Monoma allí con sus amigos riendo. El rubio reparó en su presencia y los miró de manera arrogante.

-Veo que ya os habéis enterado. Ese pajarraco va a morir ahora.

-¡Eres un imbécil!-Kaminari le apuntó con su varita y Neito se asustó ligeramente. El menor nunca se había atrevido a levantar la varita contra él.

-¡Denki! Déjalo no merece la pena.-Sero se acercó a su amigo y le tomó de los hombros.

El chico pareció relajarse, y guardó su varita. Pero en cuanto Monoma bajó la guardia le estampó un puñetazo en la nariz. Vieron al rubio cubrirse la cara, pero un hilito de sangre le escurrió entre las manos.

-Te arrepentirás de esto maldito traidor, lo sabrán todos.-Echó a correr al interior de Hogwarts, y detrás fueron Kosei y Sen.

-Buen golpe Denki.-Sus amigos tampoco podían creerlo. Kaminari no es que fuese de armas tomar, y eso les había sorprendido.

Kaminari no le dio importancia, porque sabía lo que le esperaba en cuanto sus padres se enteraran: un vociferador. Pero no se arrepentía, llevaba con ganas de golpear a Monoma desde que lo conoció.

Bajaron las escaleras de piedra y vieron en la ventana a Taishiro hablar con el ministro, mientras un verdugo estaba en el sofá afilando un hacha seguramente para sacrificar a Buckbeak. Eso les hizo temblar, querían entrar y apoyar a su amigo pero no podían interferir con el ministerio.

Estaban tan concentrados que no veían al padre de Monoma bajar las escaleras, hasta que una piedra le dio en la cabeza a Kirishima. El pelirrojo se giró para ver quién había sido y notó la presencia de Setsuno Monoma, que se acercaba a donde estaban ellos.

-Chicos, vamos chicos tenemos que largarnos.

Les señaló al rubio y los cinco se ocultaron tras unas calabazas apiladas, justo en la linde del Bosque Prohibido. Vieron a Setsuno entrar a la cabaña con una sonrisa de autosuficiencia, y se contuvieron para no salir de su escondite y gritarle al adulto.

-Será mejor que nos vayamos... Ahora no hay nada que podamos hacer.-Sero les habló, pero cuando se giró le pareció ver algo tras el tronco de un árbol.

-¿Pasa algo Sero?

-No, da igual me lo habré imaginado. Vamos, pronto va a oscurecer y Kirishima no debería estar fuera de noche.

Mina le dio la razón, y subieron de vuelta las escaleras. Cuando llegaron a lo alto pudieron ver a los adultos salir de la cabaña. No veían a Buckbeak, pero era mejor de esta manera. Escucharon el sonido del hacha impactar contra algo, algo que sabían era el pobre animal. Kirishima derramó algunas lágrimas y se abrazó a Bakugo, igual que Sero sostuvo a Kaminari y Mina que también estaban llorando. Ninguno deseaba ese final para el pobre hipogrifo, le habían cogido cariño y sabían también lo que significaba para Taishiro.

De pronto escucharon un pequeño chillido. Kaminari fue el primero en ver a la rata en el suelo y jadeó sorprendido, corriendo a sujetarla. El animal pareció aliviarse al estar en los brazos de su dueño y se acurrucó ahí.

-O dios Pika, pensé que ese estúpido gato te había matado.-Llenó de besitos a su mascota, momentáneamente feliz de poder recuperarle. Al menos era una buena noticia en ese día nefasto.

Eijirou Kirishima y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora