Capítulo 4

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Krishima despertó el 1 de Septiembre con Pika en su cara. 

La pobre rata huía de Sansa, que la perseguía por todas las habitaciones seguidos por sus dueños que intentaban separarlos sin éxito.

Después de un largo rato, lograron meter a Sansa en un cesto con rejilla para que no escapase. Sero le calmaba sin darse cuenta de que por detrás estaba Kaminari con Pika haciéndole burlas y riéndose en silencio.

A pesar de ese contratiempo, llegaron a la estación con tiempo de sobra. El Ministerio había puesto a su disposición dos coches para que pudiesen llegar sanos y salvos a su destino. Pero por mucho que Masaru dijo que era debido a que él era un funcionario, y que era porque se había quedado sin coche el curso anterior, Kirishima no pudo dejar de notar algo raro en su tono de voz.

Descargaron los baúles de los coches y los pusieron en los carritos. Les costó hacerse paso entre la multitud de gente, pero tras un rato consiguieron llegar hasta la barrera, y la fueron cruzando por turnos. Kirishima se quedó solo con Masaru, y cuando iba a cruzar, el hombre le detuvo.

-Kirishima, necesito hablar contigo un momento.

Se apartaron de la columna y Kirishima escuchó al señor Bakugo, suponinendo de antemano la charla que iban a tener.

-Verás Kirishima, seguramente la mayoría de personas no querrían que supieses esto, pero creo que es importante que estés advertido. Estás en peligro.

-¿Es por Yamada, señor?

-¿Qué sabes de él?

-Sé que ha escapado de Azkaban, y el motivo por el cual fue encerrdo allí.

-Bien, entonces lo comprenderás mejor. Cuando venciste a Quién-tú-ya-sabes Yamada lo perdió todo. En Azkaban han dicho que ha salido únicamente para buscarte.

-Y matarme.

Masaru suspiró con preocupación. Tomó a Kirishima de los hombros y le miró fijamente.

-Kirishima tienes que prometerme que pase lo que pase no lo buscarás.

El pelirrojo cogió las manos del hombre, y le tranquilizó con una sonrisa.

-No se preocupe señor Bakugo, nunca buscaría a alguien que quiere matarme.

El adulto se relajó y sin mediar más palabras los dos cruzaron la barrera, viendo que el tren iba a partir dentro de poco. Mitsuki y Masaru se despidieron de todos los chicos, y montaron en el expreso de Hogwarts.

Kirishima subió con Mina y encontraron un compartimento en el que solo había una persona tapada con una manta. No se podía ver desde ningún ángulo quien era, pero como el resto del tren iba lleno decidieron quedarse allí. Sero puso la cesta de su gato en una rejilla para el equipaje justo al lado de una maleta y los cinco se sentaron en los cómodos asientos.

-Pst, ¿quién es ese hombre?-Susurró Kaminari.

-Es el profesor T. Hakamata.-Le respondió Sero.

-¿Cómo lo sabes?

-Lo dice en su maleta.-El pelinegro señaló la maleta que estaba al lado de su gato, donde se podía leer claramente el nombre del hombre. 

-Me pregunto qué enseñará.-dijo Mina. 

-La única vacante es la de Defensa Contra las Artes Oscuras.-Le dijo Bakugo.-Esperemos que éste no sea tan inútil como los otros dos.

Bromearon durante un rato, hasta que Eijirou se acordó de la charla con el padre de Bakugo.

Eijirou Kirishima y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora