Capítulo 5

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A la mañana siguiente Aoyama les entregó su nuevo horario a los alumnos mientras desayunaban. Mina vio de reojo a Sero, que se aprendía el suyo a la vez que untaba mantequilla a una tostada.

-Sero, tu horario está mal.-Antes de que el chico pudiese tomar la hoja, Mina ya la tenía entre sus manos, observándola con el ceño fruncido.-Tienes demasiadas asignaturas.

-Lo hablé con la profesora Kayama durante las vacaciones y ya está todo arreglado.

-Pero mira.-Mina le señaló esa mañana.-Ahora tienes Adivinación, Estudios Muggles y Aritmancia. No puedes estar en las tres a la vez.

-No te preocupes Mina, ya te dije que lo hablé todo con la profesora.-Sero le quitó el horario y se lo metió en el bolsillo, dando la conversación por terminada.

La chica frunció el ceño, pero no le molestó más. Enfrente suya se encontraban los otros tres chicos. Kaminari leía un libro muggle, algo que sus amigos nunca pensaron que pudiese hacer; mientras Bakugo y Kirishima hablaban de la temporada de quidditch.

Poco antes de las nueve, se levantaron de sus asientos despidiéndose de Kaminari y Sero, que iban a Estudios Muggles.

-Según el horario la clase de Adivinación está en el último piso de la torre Oeste. Tardaremos en llegar.-Dijo Kirishima.

Caminaron durante un largo rato hasta que llegaron a la torre, pero allí no había más que escaleras. Comenzaron a subirlas, pero parecía que no tenían fin. Después de quince minutos no podían más, pero escucharon unas voces lejanas que venían de la parte más alta de la torre. Con sus últimas fuerzas consiguieron llegar al rellano en el que se suponía que estaba la clase, encontrándola al fin.

Abrieron la puerta y se vieron en una sala extraña. No se parecía en nada a las demás clases del castillo. El aula era circular, adornada con diferentes cortinas y decoraciones de estrellas y animales. Tenía unas gradas amplias en las que había mesas circulares con dos taburetes para cada una. Las mesas estaban ocultas bajo manteles de color rojo vino, y con una esfera de cristal en el medio. En el centro de la sala estaba la mesa de la profesora, que era exactamente igual que las de los demás con la única diferencia de que en lugar de un taburete detrás suyo había un sillón lleno de cojines.

-Bienvenidos chicos, solo faltábais vosotros.-Dijo alguien detrás suya.

Dieron un respingo encontrándose con una mujer de cabello verde que sonreía abiertamente. Se miraron unos a otros en silencio hasta que la mujer los hizo pasar y les indicó que se sentasen mientras ella se ponía al frente de la clase.

Esa profesora llevaba una ropa bastante extraña comparado a lo que los demás profesores de Hogwarts vestían. Traía un fular verde con una camisa amarilla y una gran chaqueta marrón junto a unos pantalones caqui. Además contaba con numerosos collares y pulseras de diferentes tamaños y formas, como si fuesen amuletos.

-Bienvenidos a la clase de Adivinación.-dijo la profesora. El tono misterioso que usó no les dio buenas vibraciones a los estudiantes, que se removieron incómodos en sus asientos.-Soy la profesora Tomoko Shiretoko. Aquí exploraremos juntos el noble arte de la Adivinación, la más difícil de todas las enseñanzas. Debo advertiros desde el principio de que si no poseéis la Visión será muy difícil para vosotros aguantar las clases.-Levantó los brazos sonriendo macabramente, y recorrió con su mirada a los alumnos de tercer año.-Comencemos entonces. Las primeras semanas veremos la lectura de las hojas de té, así que por favor tomad las tazas del compañero con el que compartís mesa.

Los chicos miraron las tazas que, por arte de magia, habían aparecido ante ellos. Kirishima se sentaba con Mina, así que las intercambiaron. Mina miró los diferentes dibujos que había esparcidos por la taza, comparándolos con los de  su libro.-A ver... Aquí hay una cruz torcida, que significa sufrimiento. Pero al lado hay un sol... Osea, ¿que vas a sufrir pero eso te hará feliz?

Eijirou Kirishima y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora