Capítulo 3

354 52 46
                                    

Eijirou disfrutó al máximo esas dos semanas en el Callejón Diagón.

Todas las mañanas desayunaba a la hora que quería y después salía a recorrer las diferentes tiendas y a probar todo tipo de dulces.

Las tardes las dedicaba a hacer los deberes. Podía ponerse cómodamente en una mesa a la luz del día a trabajar en los proyectos que le quedaban, y así los hacía más fácilmente.

Cuando ya los hubo terminado todos, decidió comprar los materiales del colegio. La lista le había llegado el día anterior, así que fue esa misma tarde a por todos los libros.

Mientras caminaba por la calle, pudo ver a lo lejos una gran multitud de gente agolpada en el escaparate de la tienda de artículos de quidditch. Se acercó para curiosear e inmediatamente comprendió por qué había allí tanta gente.

Tras el cristal había una hermosa escoba de carreras totalmente nueva, seguramente último modelo. Las personas susurraban maravillas de ella, y Kirishima pudo escuchar que se llamaba Saeta de Fuego.

Le costó mucho apartar la vista de ella, pero cuando lo consiguió siguió recordándola en su mente. Ojalá pudiese tenerla, pero no debía derrochar el dinero. Aún no ganaba su propio sueldo, y el dinero que sus padres le habían dejado no era infinito.

Llegó a la tienda y cuando entró tuvo que esquivar una jaula. Levantó la vista para encontrar a Mina y Tsuki riendo. Las chicas se acercaron y cogieron la jaula, donde había un extraño libro que luchaba por liberarse.

-¿Qué hay Kiri?-Le dijo su amiga pelirosa.-¿Comprando los libros nuevos? Yo iba a ir con los chicos dentro de unos días, pero me encontré a Tsuki y decidimos venir juntas.

-Eh, sí, venía a por ellos. ¿Pero cuál es este?

-Oh, es el libro de Cuidado de Criaturas Mágicas. Se llama el Monstruoso libro de los Monstruos.-Le explicó Tsuki.

-Sí, es bastante rebelde. Te recomiendo tener cuidado.

Se despidieron de él y salieron de la tienda. Kirishima se acercó al mostrador y el dependiente, lleno de mordeduras, le miró con cara de preocupación.

-Hogwarts, ¿verdad?-Kirishima asintió y el dependiente se levantó de su sitio.-Bien, vamos allá.

Se puso unos guantes gruesos y fue hacia la jaula que antes casi le da a Eijirou. La abrió y justo en el momento en el que el libro salió y abrió sus fauces lo amarró con una cuerda muy gruesa y lo llevó al mostrador. Encima de él puso el resto de libros que necesitaría para el tercer curso y se los entregó.

Un poco asustado por el libro que mordía, Kirishima pagó y salió de la tienda. Mientras caminaba, vio a algunos de sus compañeros. Ya comenzaban a llegar los alumnos de Hogwarts, así que no faltaría mucho para ver a sus amigos.

Pasaron cuatro días, y ya solo quedaba uno para montarse en el expreso de Hogwarts. Kirishima salió como todas las mañanas al Callejón y observó a todas las personas, para ver si localizaba a cualquiera de sus amigos.

-¡Hey, Kirishima!

Ese grito hizo que se diese la vuelta, viendo a Bakugo, Sero y Kaminari acercarse junto con Mina. Fue hacia ellos y se abrazaron.

-¡Por fin te encontramos! -dijo Denki.-Hemos estado en el Caldero Chorreante, pero nos dijeron que habías salido, así que te estábamos buscando mientras comprábamos los materiales. ¿Has conseguido los tuyos ya?

-Sí, compré todo la semana pasada.-Se fijó en que Kaminari y Sero llevaban una gran pila de libros, muchos más que Bakugo.-¿Y todos esos libros? No necesitamos tantos.

Eijirou Kirishima y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora