Desquicio camuflado en sonrisas con miradas que desbordan anhelo al querer, alma solitaria divagando entre multitudes para llenar vacíos imposibles de sanar, miedo a ganar aún sabiendo que no hay nada que perder, al final caes en una inseguridad que sabes muy bien que no va a parar.
Cicatrices que terminan siendo tus mejores acompañantes, y por más que grites tu piel nunca volverá al antes, ahora son las marcas que proyectan lo que eres, un ser que jamás pudo presumir de estar vivo.
Si al final los vivos tampoco se sienten como tal, solo son almas siguiendo un único ritmo, todos juzgando lo que está mal sin darse cuenta que todos hacen lo mismo.