Tu propia mente se encargó de cortar los hilos del amor a ti mismo, susurrándote que lo correcto era esperar en el abismo, que tu alma solo hallara calma al distorsionar el realismo, haciéndote dependiente del simple conformismo.
Con los pies descalzos deambulando por la arena, mientras echas de menos ser lo que antes eras, confundiendo a la muerte con la voz más sincera, cuando ella con susurros promete una nueva era.
Una que al final termina siendo un vacío, ¿qué pasará cuando toquen tu cuerpo frío? Dirán que eras arte que siempre pudo brillar, pero nunca lo dijeron cuando lo podías escuchar.