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[ 27 de marzo, 7:00 a.m. ]

<<—¿Qué estás haciendo?

—¡Ah! —JungKook pegó la pantalla de su teléfono contra sus piernas, evitando que su hermano llegara a ver lo que hacía. —¡Me asustaste!

—¿Por qué escondes el teléfono?

—P-Por nada. —Apagó el aparato y se puso de pie, tratando de alejarse de él.

YoonGi había notado que el menor había tomado algo de distancia ya hacía un tiempo. No le importaba demasiado, era un adolescente y estaba en esa estúpida etapa de la cual en un futuro se arrepentiría, era claro que sólo quería privacidad.

Lo dejó pasar y regresó a sus tareas laborales, como era lavar trastes.

En ese tiempo, YoonGi a penas había cumplido los 18 años y estaba a punto de salir de casa y mantenerse por sí mismo.

¿Que si necesitaba de sus padres? Estamos hablando de Min YoonGi, por favor. Sea cómo sea, sabría arreglárselas por su cuenta. Y así fue.

Sus padres estaban divorciados, y los Min vivían solamente con su madre. Que, a pesar de eso, seguía pareciendo que vivían completamente solos.

—¿Mamá, volvió a salir?

—Sí.

—¿Cuándo nos dará tiempo? Me gustaría hablar con ella.

—Cuando estemos muertos lo hará. Mientras tanto, esa señora sólo le dará ojos a su trabajo y a sus novios. —Comenzó a enjuagar los platos enjabonados. —¿Para qué quieres hablar con ella?

—Es que... Nada. Olvídalo, fue una idea tonta. Tienes razón. —Se dio la vuelta, regresando al pasillo para dirigirse a su habitación.

—Oye, mocoso. —Cerró la llave, secándose las manos en aquel trapo amarillo. —¿Desde cuándo te interesa hablar con ella? —Se giró a él, cruzándose de brazos.

—No es nada, ¿si? Ya no importa. No sé ni por qué se me ocurrió decirle. —Entró a su habitación, a punto de cerrarla, de no ser por que YoonGi la detuvo y entró sin permiso. —¡Oye! —Siguió a su hyung con la mirada, viéndolo sentarse en el colchón y observar todo a su alrededor. —¿Te puedes salir?

—No.

—Tienes que salirte, sabes que a mamá-

—¿Tienes acaso una idea de por qué esa señora nos prohíbe entrar a la habitación del otro? —Kook se quedó callado, causando que su contrario sonriera y prosiguiera. —¿Por qué no quieres contarme a mí lo que le quieres contar a ella? Estoy más tiempo contigo que ella con una de sus parejas.

El menor rió -porque sabía que era verdad-, entrando más en confianza. Respetando las reglas de la casa, dejó por lo menos la puerta abierta y se sentó en la silla giratoria.

—Creo que, como tu hermano mayor, soy digno de tu confianza. Y que a veces me lleve mal contigo, no significa que te odie o algo así.

—Lo sé.

—¿Ves? —Se puso de pie, tomando la silla negra y acercándolo a la cama para cortar distancia entre ambos. —¿Qué escondías en el teléfono? —El menor no contestó. —Ya veo... ¿Sabes? Incluso yo veo porno.

—¿¡Qué!? —Alzó inmediatamente su cabeza. —N-No, no, no. N-No es-

—Relájate. —Carcajeó. —Si no es eso, ¿entonces por qué lo ocultabas? —Silencio. —Está bien. Me rindo. Si no quieres contarme, no voy a obligarte. —Se puso de pie, dirigiéndose a la puerta.

𝑪𝒂𝒔𝒐 &quot;𝑴𝒊𝒏 𝑱𝑲&quot; [ YoonMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora