antes del torneo 2

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Vegeta abrió los ojos. Todavía era de noche, aunque para él era su hora habitual de levantarse. Miró a su lado, y vió a Bulma durmiendo placidamente. A pesar de que estaba a punto de comenzar uno de los torneos más decisivos de su vida, había dormido perfectamente y tranquilamente. El príncipe no recordaba en toda su vida otra noche en la que hubiera dormido tan bien como aquella.

La peliazul dormía abrazada a el. Sentía el calor de su cuerpo y su respiración, y no pudo evitar sentir preocupación y un nudo en su pecho. Sabía que un día, en una situación similar a aquella, en un futuro él se había despedido de ella para enfrentar a los androides y no había vuelto jamás. Se preguntó si su homólogo del futuro se habría despedido de Bulma.

Y una palabra inundó su mente: despedirse.¿Porqué, el orgulloso príncipe de los sayayins tenía que pensar en despedirse?Él era el más poderoso guerrero de todos los que se iban a enfrentar a aquella criatura. Él iba a ser el que acabara con céll.Y si tan seguro estaba,¿Porqué pensaba en despedirse? Estaba seguro que su homólogo del futuro también habría pensado eso antes de enfrentarse a los androides. Y sin embargo nunca habia vuelto. Le hubiese gustado saber porque en el futuro donde no se sabía de la amenaza de los androides él se había quedado allí en la tierra, sin enfrentarse a kakaroto. Y la respuesta le vino al instante a la mente. La respuesta la tenía a su lado durmiendo con la boca abierta. La respuesta era Bulma.

Frunció el ceño. El no necesitaba despedirse de Bulma porque iba a volver allí, a corporación cápsula. Vencería a cél y al insecto de kakaroto, y volvería para marcar a Bulma como el ser más poderoso del universo. Apartó con delicadeza a la humana de su lado y se levantó. Habían quedado en el palacio de Dende, y de allí irían al torneo. Le parecía estúpido. El no formaba parte de su equipo, simplemente estaban unidos por un bien común, y porque Bulma tenía la maldita manía de relacionarse con esos idiotas.

La miró. Una sensación punzante en el estómago casi le hace doblarse. No podía ser posible que el sintiese esas tonterías. Se fue hacia la cocina. Necesitaba un desayuno de grandes proporciones para el día que le esperaba. Al entrar en la cocina le sorprendió encontrarse allí también a Trunks desayunando.


Se preguntaba que hacia su hijo desayunando tan temprano. Llevaba el uniforme que Bulma había confeccionado. Si no fuera por su pelo lila y sus ojos azules podría pasar por un auténtico sayayin. Se sirvió un vaso de jugo y se sentó al lado de Trunks.

-Iré al palacio de Dende antes de acudir al torneo.-Dijo el pelilla, esperando conseguir averiguar si su padre iba a ir con ellos o acudiría solo.

-Ya lo sé. Deberías haber dormido más.-

-Creía que daba igual lo que hicieramos los demás, porque tu ibas a acabar con él.-Dijo Trunks mirando a su padre con una sonrisa.

Vegeta le devolvió la sonrisa.-Porsupuesto que acabaré con él, pero quizás te deje pelear. Te vendría bien como entrenamiento.-

Trunks no pudo evitar sentir alegría, aunque no la expresó. Para alguien como Vegeta decir algo así significaba que le apreciaba, que se preocupaba por su entrenamiento. Si Goku o algún otro le hubiese contestado algo así la respuesta de Vegeta probablemente hubiese sido un insulto.

-¿Vendrás al palacio de Dende?.-Se atrevió a preguntar Trunks.

-Quizás, no quiero que ninguno de esos idiotas haga alguna tontería antes del enfrentamiento.-

Trunks sonrió. Claro que su padre iría al palacio de Dende, no estaba dispuesto a perderse algo así. Pero él siempre tenía que poner alguna excusa. Aunque Trunks ya no sabía si las excusas eran para los demás o para sí mismo.

-A lo mejor podríamos entrenar un poco antes.-Dijo el pelilila mirando por la ventana hacia la cámara de gravedad. Pero la respuesta de su padre le sorprendió.

-Es mejor ir descansados.-

-En ese caso me ire a dar una vuelta, no puedo seguir aqui dándole vueltas a todo.-Respondió el semisayayin. Y sin decir nada más salió volando por la ventana.

El príncipe no pudo evitar una sonrisa ladeada. Aquel acto que su hijo había hecho era muy propio de él. Dar una respuesta seca y salir volando por la ventana. Una sensación punzante le invadió el pecho. Ya no solo era el hecho de vencer a los androides, era el hecho de que no quería que destruyeran la tierra. La tierra aunque no lo reconociera jamás le gustaba, porque allí estaba lo único que le importaba. Se levantó de golpe de la silla.

Aquellos tres años que había pasado en corporación cápsula habían sido los mejores de su vida. En esos tres años el había sido... feliz. Reconocer algo así a si mismo le resultaba terriblemente confuso.

Él nunca había tenido opción.

Había sido el conejillo de indias de Freezer, había sido destruido su planeta, sus sueños... todo le había sido arrebatado. Y cuando por fin había encontrado un lugar donde era feliz, cuando por fin había encontrado algo de paz dentro de sí mismo, llegaban unos androides que se lo querían arrebatar.Y no satisfecho el destino con ponerle esas hojalatas en su camino, pone un ser todavía más poderoso que amenaza todo lo que ha construido en tres años. Céll... Pues al príncipe de los sayayins no le iban a quitar lo que era suyo.

Caminó y subió al piso superior, donde se encontraban su habitación y la de su hijo. Entró sigilosamente a la habitación de Trunks. El bebé dormía a pierna suelta. Disminuyó su ki para que su hijo no notase su presencia. No quería despertarlo. Sólo quería verlo dormir. Ver a aquel bebé ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor, le daba paz. Era su hijo, carne de su carne, y el segundo ser vivo que había conseguido importarle,de ver a su hijo pensó en lo que tenía que haber sufrido Trunks del futuro. Viendo como su mundo era destruido, teniendo que viajar al pasado para evitar que ocurriese lo mismo. Y aunque pudiera salvar el mundo actual de Vegeta, el guerrero sabía que su hijo no podía salvar su mundo propio, no podía dar vida a los que habían muerto.

El propio Vegeta había sentido en sus carnes el sufrimiento de que todo fuera destruido, pasar de principe a mercenario, sufrir palizas, humillación. Y definitivamente no quería eso para su hijo.

Vió como el bebé abrió los ojos. Aquellos ojos azules lo miraban. Vio esa mirada que Bulma siempre decía que había heredado de él. Y sin saber porqué volvió a arrepentirse de no haber hecho algo cuando el Doctor Gero derribó el avión donde viajaban Bulma y Trunks, las dos únicas personas que le importaban. Su hijo lo observaba, como disfrutando aquel momento. Y entonces Vegeta se marchó del cuarto y cerró la puerta. Como el esparaba Trunks no  lloro. Con su madre lo hacía, pero el bebé a su corta edad sabía que con él no funcionaba. Se sintió orgulloso.

En el poco rato que llevaba despierto, había sentido demasiadas emociones. Pero todavía estaba dispuesto para sentir una más. Abrió la puerta y entró al cuarto que compartía con Bulma. La vió dormir, tranquila y placidamente. Y se acercó.


Última actualización de hoy , quise hablar un poco más de lo que siente Vegeta por Bulma y Trunks,todas esas emociones que se guarda antes del torneo de céll, espero que les agrade como lo exprese.
Nos leemos en el próximo capítulo 💜💜💜

NUNCA TE ABANDONARÉ .(always love You)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora