Capítulo 7

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Las semanas pasaron, Link tenía días buenos y días malos.

En los días malos, el muchacho se veía tan abrumado por el dolor y la tristeza que se encerraba en su habitación, en esos momentos Zelda lo apoyaba lo más que podía, ella siempre se quedaba a su lado y simplemente lo abrazaba mientras él lloraba desconsoladamente, hasta que finalmente se quedaba dormido.

Y en los días buenos, los dos jóvenes pasaban todo el día juntos, conversaban hasta altas horas de la noche.

La relación entre ambos se iba fortaleciendo cada vez más con el paso del tiempo, ninguno de los dos lo decía abiertamente pero ahora sabían que se amaban.

Un día mientras Link y Zelda paseaban por la Ciudadela tomados de la mano, de pronto de entre la gente que los rodeaba el chico distinguió una cara que le era familiar, se trataba de Ilia, él inmediatamente se puso tenso, la princesa al notarlo siguió la dirección de su mirada, la chica se veía insegura, Zelda simplemente le dio un beso en la mejilla a su amigo y se marchó de vuelta al castillo, el muchacho respiró profundamente y se acercó a ella –Hola –dijo Ilia con nerviosismo, el chico no pudo evitar dirigirle una gélida mirada –lo siento –se disculpó su amiga con lágrimas en los ojos, Link permanecía con los brazos cruzados –esas lágrimas no van a funcionar –dijo con voz fría, ella agachó la mirada –sé lo que hiciste –le soltó el muchacho con inusitada seriedad, Ilia levantó la vista sorprendida y avergonzada –sé que les mentiste a todos diciéndoles que dejé el pueblo –comenzó –también sé que les hiciste creer que fui yo quien causó la aparición de los monstruos que los secuestraron –dijo tratando de controlar el tono de su voz para no empezar a gritar, pues ardía en deseos de gritarle cada palabra –¿Co-Cómo lo supiste? –preguntó ella con voz temblorosa –yo los escuché –respondió Link relatando le palabra por palabra lo que había escuchado, Ilia se tapó la boca con las manos –por favor Link, perdóname –suplicó la chica –he sufrido sabes, escuchar eso me rompió por dentro, primero perdí a tres personas a quienes quería mucho, mi madre, mi padre y a mi compañera de viaje, luego perdí a mi mejor amiga, –la miró con reproche –después me echaron de mi hogar para luego mentirle a todas las personas que conocía culpando me por algo que no hice –hizo una pausa –pero sabes qué, eso me demostró en quienes puedo confiar realmente –Ilia lloraba en silencio –las dos únicas amigas que siempre estuvieron conmigo fueron Zelda y Epona, ellas fueron las únicas que nunca me dejaron solo –el muchacho volvió a respirar profundamente para calmarse, miró a la chica y le dijo con voz más sosegada –ahora ya sabes lo que yo sufrí –él la abrazó cálidamente, lágrimas silenciosas caían por la cara de Ilia, –te perdono, mas nunca olvidaré –le dijo con un suspiro –pero no voy a volver –ella lo miró confundida –ahora tengo a alguien sin quien no puedo vivir –explicó, su amiga asintió mientras se secaba las lágrimas –pero siempre pensaré en todos ustedes y siempre les deseare lo mejor –finalizó, Ilia volvió a asentir, el muchacho le beso la frente antes de dar media vuelta y volver al castillo, ella también dio media vuelta y se fue por donde había venido, lamentando lo que había hecho y el haber perdido a su mejor amigo.

Un Amor InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora