Episodio 19. En la actualidad, en Jeju.

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Jihoon había planeado tomarse una semana de vacaciones, lejos de Busan y de Seúl, así que se fue a Jejú pensando que ahí podría descansar y pensar en sus planes futuros.

Sin embargo, el lugar resultó ser un sitio turístico muy caro, así que decidió que trabajaría mientras estuviera ahí, por lo que se fue a un restaurante de lujo, y pidió empleo de mesero, el cual le concedieron de inmediato, en cuanto leyeron la carta de recomendación del señor Hong.

— Al parecer eres un elemento demasiado valioso, Jihoon. ¿Por qué te fuiste de Seúl? – Le preguntó el gerente, un poco indiscreto.

— Quería cambiar de aires. – Le contestó de manera indirecta.

El hombre solo sonrió y luego, le acarició la mejilla sutilmente, mientras lo miraba con toda intención.

— No necesitas explicarme nada. Tan solo quiero que te portes bien conmigo, y tendrás las mejores mesas y las mejores propinas. – Le susurró, rozando con sus dedos el trasero del menor.

— ¡No me toque de esa manera, señor! – Le gritó de inmediato, haciendo que los comensales los miraran mal.

— ¡Entonces lárgate, idiota! – Le contestó el otro, furioso por la negativa del muchacho.

— ¿Qué sucede aquí, señor Hang? – Los interrumpió una voz cerca de ellos.

La actitud del hombre cambió de inmediato, y casi se dobló en 90 grados para inclinarse.

— No es nadie, joven Seungkwan. Es solo un mendigo que pidió trabajo y se enojó cuando no se lo di. – Le explicó, empujando a Jihoon para sacarlo por la cocina. – Pero ahora mismo me lo llevo afuera. – Seungkwan observó lo anterior, e iba a regañar al hombre, cuando vio el rostro del muchacho.

— ¿Jihoon? ¿Eres tú, amigo? – Le preguntó, emocionado de reconocer a su querido amigo, acercándose a él para abrazarlo. Sin embargo, el rostro demasiado serio del mayor lo detuvo.

— Seungkwan. – Respondió el mayor sonriendo, pero como siempre, conteniendo su impulso de sonreír y abrazar al menor. – Entonces... ¿Ahora eres el "joven Seungkwan"? –

— Mis padres son los dueños de éste negocio. – Lo tomó del hombro y luego, se lo llevó a un cubículo independiente. - ¡Que sorpresa encontrarte por aquí! – Soltó finalmente, sonriendo feliz.

— Pues ya ves. – Le dijo Jihoon, mirando la carta y los precios. – Me da gusto que tu familia tenga tanto dinero, éste restaurante es el más caro de este lugar, y vaya que Jeju es muy caro. –

— Por el turismo, amigo. – Lo miró con todo su cariño. – Por favor, dime que te quedarás mucho tiempo aquí. –

— Pues depende de que me den el trabajo que necesito, aunque parece que tu gerente necesita "algo más" que mis referencias, para convencerse de que soy un excelente mesero. – Le explicó.

— No quiero que trabajes aquí, no mientras vivas en Jeju. – Le comentó decidido.

— Pero necesito el empleo. – Se quejó.

— Quiero que seas mi huésped, en mi casa... bueno, en la casa de mis padres adoptivos, Jihoon. – Lo miró sonriendo ampliamente. – Te he buscado todos estos años, pero tú te desapareciste sin dejar ni un mensaje ni nada, y ya no supe dónde encontrarte. – Le reprochó.

— ¿Para qué querías verme? – Comentó. – Tuviste una magnífica oportunidad en la vida, y yo no quería que mi amistad te trajera malos recuerdos o cosas así. –

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