¡No debes verle o te llevará!

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La vida de Amane no había cambiado mucho a pesar de que le haya pedido aquel deseo a Hanako-san. De a ratos perdía la esperanza de encontrar a Nene-onesama.

¡¡¡Hanako-san tuvo varias ideas pero eran demasiado extrañas!!!


El joven de ojos avellana sonrió sarcásticamente, eso debía ser una broma ¿Verdad? No puede creer la idea que traía la muchacha:– ¿De qué hablas? ¿Segura que algo así podría funcionar? – Tomó el cartel que la espectro le alcanzaba en sus manos y lo observó atentamente, pero con mucha desilusión.

– Hay que intentarlo ¿No? ¡Tal vez la encuentres! – Asintió alcanzándole de nuevo el cartel que decía "Nene-onesama: se busca".

– Parece que buscase a alguien que se escapó de la cárcel. Esto es demasiado extraño. ¿Estás segura que es buena idea, Hanako-san? ¿No hay otra manera? – Observó apenado. Eso va a ser humillante.

– Shshs! shsh! ¡Silencio! ¡Hay que intentarlo!


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– ¿Tus cosas comienzan a desaparecer con frecuencia? ¿Pierdes objetos que recién tenías al alcance de la vista o los encuentras en otro lugar distinto? Seguro eso debe ser obra de las travesuras de Yousei-san. Siempre se lleva las cosas, aunque nunca debes verla porque si lo haces; también se llevará tu vida~


De inmediato la historia de aquel espectro bandido circulaba por todos lados: "¡Se llevará tu vida!", "¡¡Acabo de perder mi Hanitarou!!", "¿Eh? ¿Dónde están mis cosas?". Últimamente esas frases se estaban volviendo mucho mas frecuentes, tal vez hasta demasiado. ¿Cómo era posible que justo todos comiencen a perder sus cosas de la nada?

Y a pesar de que Amane tuviese de ahora en adelante una relación con un espectro, no le salvaba. Le desaparecieron varias cosas en el día. Eso era extraño.


En la tarde: luego de finalizar las clases.

Ya estaba atardeciendo y era la hora de salida. Amane se dirigía hacia la puerta para esperar a su hermano que debería aparecer en cualquier momento, así se podrán ir juntos a casa.

Comenzó a dar pequeños golpes en el suelo con su pié izquierdo mientras esperaba: Tsukasa estaba tardando un poco. Suspiró cansado al pasar un par de minutos y no ver que su hermano llegue "¿Tsukasa, qué estás haciendo?" comenzó a preguntarse, pero de la nada se pudo oír: – ¡Amane! ¡Amane! – Era el llamado de su hermano que apareció de repente taladrando los oídos del azabache. Amane ya lograba ver a lo lejos la figura del otro, que se acercaba a toda la velocidad que le daba.

– Aquí estás ¿Qué pasó, Tsukasa? – Inclinó su cabeza hacia la izquierda algo confuso al ver que la desesperación de su hermano era mayor que "comúnmente".

– ¡Amane, perdí mi mochila! – Tomó de los hombros a su hermano gemelo sacudiéndolo dramáticamente – ¡Estaba corriendo por atrás de los salones hasta que luego no la tenía puesta!

– ¿De qué hablas, Tsukasa? – Apartó al menor para que dejase de sacudirlo y comenzó a dudar nuevamente sobre la cordura de su hermanito. – ¿Cómo vas a perder algo que tenías puesto!?

Siempre Estuve BuscándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora