¡Esta frontera es un infierno!

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Unos pasos acelerados corrían a toda velocidad al baño ¿Quién era? Pues nada más, ni nada menos que el menor de los Minamoto yendo en búsqueda de Hanako-san.

El chico corrió y corrió hasta llegar ahí: – ¡Hanako! ¡Hanako! ¡Aquí estás! – Se acercó a la chica frunciendo el seño – ¿Q-qué has hecho con mis compañeros Yokoo y Satou!?


De inmediato consiguió la atención de la semialvina que tenía una amigable partida de cartas contra los mokkes. La chica se volteó a ver sorpendida como el jovencito llegó y entró a aquel baño sin temor alguno, ¿Otro más que no entiende que...¡Este es un baño femenino!?

– ... ¿Con tus compañeros qué? ¿De qué hablas niño? ¿Te golpeaste la cabeza otra vez? ¿Qué modales son esos? – Yashiro solo estaba confusa mientras le dejaba las cartas a los mokkes.

Pero antes de que el rubio volviese a preguntar algo, apareció Amane algo alterado en la escena: – ¡Hanako-san! ¡Desapareció Tsukasa! ¡N-nadie lo recuerda!


"Las escaleras Misaki". Aquellas escaleras que se llevan a quien pise su cuarto escalón.

Últimamente desaparecieron tres chicos, "casualmente" conocidos por Amane y Kou.

¿Será que Misaki los tendrá atrapados en su territorio? Es muy posible...


Seguro aquellos tres pisaron casualmente aquellas escaleras, logrando desaparecer y fueron transportados a su territorio, al territorio de Misaki ¡Hanako-san, Amane y Kou deben ir rápido! El rumor de Misaki ahora dice que hará pedazos a quien caiga en aquel lugar. Tsukasa, Yokoo y Satou deben de estar ahí. Deben de estar en problemas.

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Y mientras pensaban eso... hace unas horas Yokoo, Satou y el adorable Tsukasa estaban atrapados en aquel lugar misterioso y desconocido.

Al llegar ahí, los tres chicos se miraron confusos sin entender cómo habían parado en ese lugar.  Observaron un poco para intentar reconocerlo, pero no tenía sentido, habían acabado ahí en un parpadeo. Un sitio oscuro, repleto de objetos comunes y otros no tan comunes: habían muebles, libros, lámparas, juguetes, relojes y hasta inclusive unas aterradoras muñecas con un sello en su rostro.

Pero, como si eso no fuese todo, un sonido comenzó a retumbar en aquel solitario lugar ¿Qué era? Un teléfono. Una llamada desconocida que no se aguantaron a no responder.

Al hacerlo, una voz femenina fué al punto y comenzó a explicarles su "motivo" para estar ahí. Al parecer ella perdió sus extremidades y ahora ellos deben buscar algunas de su cuerpo entre todo ese desastre: comenzarán buscando su brazo izquierdo ¡Pip! ¡Cortó la llamada!


– ¿Su brazo? ¿De qué habla? ¿En dónde estamos?

– Oh! No lo se – Parpadeó ladeando la cabeza y observando hacia arriba, notoriamente era de noche – Se supone que les estaba persiguiendo a ustedes y...

– ¡AH! ¡Esto pasa por hacer esas cosas raras, Tsukasa! – Le interrumpió y frunció el ceño apuntándole.

– ¿"Raras"? – El menor dejó de hablar apuntándose a si mismo para quedar meditando por unos segundos...

Siempre Estuve BuscándoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora