Desde que tuvo razón de si mismo, Killua Zoldyck supo que su vida no sería sencilla; reconocía a la perfección que tenía rasgos... peculiares, que no eran bien vistos.
Simplemente era un bicho raro.
Escuchar los murmullos en las calles solía ser su pan de cada día.
Antes de ser un miembro oficial del circo, se dedicaba a ser el "chico de los mandados", ir de allá para acá era un martirio, ya que nunca faltaba la persona que se burlase de su cabello, en este punto, conocía un centenar de apodos, algunos mejores que otros pero, bueno, no es como si pudiera devolverlos.
Tenía una imagen que conservar, tan solo un pequeño descuido significaría un gran castigo de su parte, uno peor que el anterior, podían ser desde una simple bofetada hasta ser encadenado en la jaula de algún animal exótico para nada amigable.
Debía tragarse su orgullo y aceptar tales insultos entonces, por su bien y por el bien de su familia.
Así bien, cuando recibió la orden de "pedir perdón de rodillas" al heredero de la fortuna Freecss, su racionamiento le suplicó que le cumpliera, y eso iba a hacer, por supuesto, sino fuera porque quizá, ya estaba harto de tener que sonreír y callar ante estas calumnias.
-- ¿Y bien? --. Gon, sorprendido por la lenta respuesta de Killua, esperaba impaciente. Esta era una de las primeras ocasiones donde alguien tardaba en cumplir sus caprichos.
El joven albino, irradiando confianza, resopló con aires sarcásticos, conservaba la cabeza gacha, ya sea para ocultar sus ganas de reírse, o porque solo no quería que alguien más viese las muecas que su rostro dibuja cuando se pone ansioso.
-- Como usted ordené, señor Freecss --, contestó al fin. Gon sonrió complacido, pues al ver cómo el chico frente a él empezaba a inclinarse hasta ponerse de rodillas indicaba que había ganado, demostrando a su vez, quien es quien manda en realidad.
Su fanfarria nubló tanto su vista que apenas y se percató de la estupidez que estaría presenciando ahora mismo.
-- ¡Oh, se lo ruego joven Freecss! --, chilló Killua, sujetando sus manos por encima su cabeza--. Por favor, cásese conmigo.
Agradecía sumamente el hecho de tener la cara baja, ¡el Zoldyck estaba a reventar de la risa!, si al menos tenía que soportar ser pisoteado, se llevaría a alguien junto a él, ¿a quién mejor que él heredero azabache?
Otro quien daba gracias al cielo era Gon, esa repentina propuesta de matrimonio le dejó indignado, y asqueado, su expresión lo denotaba bien.
-- Tú... ¡Maldito enfermo! No sólo eres un fenómeno, sino un poco hombre, ¡en lo que se vino a meter mi padre al firmar el contrato con ustedes! --, gritó.
-- ¿Eso es un no entonces?
-- ¡¿Pero qué me dice?!
-- Esta bien, solo bromeaba, ni quien quisiera casarse con usted con ese genio, es más, déjeme adivinar, ni siquiera está saliendo con alguien, ¿o me equivoco? --. Manteniendo la pose de rodillas, Killua optó por iniciar conversación con la arrogante persona frente a él.
Tenía cierta labia con las personas, por lo que le sería sencillo cambiar el tema y lograr que Gon olvidase la disculpa pendiente.
-- ¿Qué nadie querría casarse conmigo? ¿Ahora qué se supone que estás parloteando? --. De su lado, la cabeza del azabache estaba a nada de reventar.
Primero, le proponen matrimonio, luego, le dicen que (obviamente) era una jugarreta, y ahora le hacen burla de que jamás conseguirá una prometida y esposa.
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The Other Side [~KilluGonKillu~]
Fanfiction[Londres, Inglaterra. Siglo XIX] Una fundación de reconocimiento mundial con un próximo heredero, y un extravagante circo afamado por el público, cuando ambos lados son unidos por un contrato, las cosas suelen ponerse interesantes para dos destacab...