Cinquante trois

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Entonces... ¿Estamos como siempre?

Hyunjin no sabía si había formulado bien la pregunta, solo podía con centrar su mente en que Seungmin se encontraba acostado con la cabeza en sus piernas, mirando el gran ventanal frente a la cama del menor.

Afuera corría mucho viento, era obvio que el inverno caía otra vez en la ciudad y con él, la nieve.

Hyunjin paso una de sus manos por el cabello de Seungmin, tratando de darle mimos como había extrañado hacerlo.

Y es que quizá algún día le diría que lo extraño desde que se subió al avión, que no podía concentrarse en ningún ensayo, que había quedado en blanco en las dos primeras funciones o que incluso había llorado casi cada noche del primer año que estuvieron separados. Por eso después no había podido seguir llamando o escribiendo mensajes, o no habría salido de la tristeza y no había podido hacer que Seungmin se sintiera orgulloso de él.

Creo que sí, ¿Aún me amas?

Por supuesto que sí, Seungmin. Siempre te amare.

El de cabellos negros se sintió estúpidamente feliz. Mentiría si dijera que en algún momento no había pensado que el mayor había conocido a alguien más... Pero ahora sabía que su corazón era totalmente suyo y de nadie más.

La nieve comenzó a caer en divertidos copos rápidos y pequeños.

Seungmin se levantó solo para sentarse bien, ante la sorpresa de Hyunjin, no hizo nada más que tirarse a los brazos del otro y besar sus labios como se había estado aguantando desde que llego.











Pasitos de pingüino [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora