Cinquante

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A Seungmin le gustaba salir a pasear de noche, ahora tenía el cabello negro a pedido de Felix, con quien se había contactado en las últimas semanas.

Estaba justo por la plaza de la calle donde vivía actualmente, cuando su móvil vibro de repente.

Tenía un mensaje.

Número desconocido: Te ves más bonito, Seungmin.

¿Quién rayos era? Siguió caminando mientras miraba atentamente la pantalla de aparato con la esperanza de que llegara otro mensaje.

Llamando: número desconocido.

Dudo por un momento si la idea de contestar era buena.

Pero termino deslizando el icono verde a un lado para que se diera la llamada.

— ¿Aló?

Deberías voltear, Seungmin ¿desde cuándo estas tan alto? Han pasado algunos años y creo que has crecido mucho.

Seungmin reconoció esa voz, volteo y el mundo se le cayó, literalmente.

Aun con el teléfono en el oído, vio a Hyunjin parado unos metros más allá.

Estaba igual, solo que ahora tenía el cabello tintado con un castaño oscuro que le quedaba muy bien.

Seungmin dio un paso atrás sin querer, de la pura impresión.

Hola, Seungmin.

H-Hola, Hyunjin.

Las lágrimas de los ojitos de Seungmin cayeron sin que pudiera evitarlo, sobre todo al ver que Hyunjin mostraba que el collar con la gema aun colgaba de su cuello.

Camino lentamente a él y lo abrazo sin importarle en absoluto que estuviera en medio de la acera solitaria e hiciera un frio horrible.

He vuelto a casa.

Te he esperado, Jinnie.












Pasitos de pingüino [hyunmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora