El fuego siempre se dejara apagar por su amada agua [[ Navia ]]

El vaho que nublaba la noche

Tras varias caricias mutuas ambos tanto el pelirrosa como la peliazul se miraron directamente a los ojos enredados entre las sábanas.

—Natsu-sama es tan cálido... — Susurro en el oído de su pareja mientras se abrazaba con sus piernas al cuerpo de este.

—¿Juvia está bien si entro? No puedo prometer controlarme a este punto. — Dijo en un suspiro aún pasando sus manos y admirando el cuerpo de la maga de agua.

El contraste de temperatura entre ambos y el cálido frío de la noche comenzaban a formar vaho en las ventanas de la habitación cerrada mientras la peliazul asentía levemente sonrojada—Adelante Natsu-sama.—

Tras escuchar esto el mago de fuego entro dentro de la maga de agua cerrando sus ojos y escondiendo su rostro en el cuello de esta intentando mantener su propio control.

Clavando ligeramente sus uñas en la espalda de su pareja movió ligeramente sus propias caderas debajo de este. Entendiendo de inmediato el pelirrosa comenzó a dar leves embestidas mordiendo suavemente su cuello.

—Ah, no tiene que controlarse Natsu-sama— Dijo entre suspiros y leves gemidos disfrutando el vaivén de placer que le proporcionaba con suaves movimientos el chico.

Comenzó a ir más rápido intentando no ser demasiado rudo y perdiendo el control de si mismo apenas pensando a medida que avanzaba la noche.

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—Natsu-sama Juvia está encantada de haber pasado la noche contigo— Susurro con su respiración levemente agitada al igual que su pareja.

—Yo también lo estoy...— Susurró acercándose a su rostro robándole un suave pero largo beso mientras tapaba a ambos con las sábanas.

A mitad de la noche ambos debajo de las sábanas mientras la peliazul enterraba su rostro en el pecho del pelirrosa, y este, la abrazaba y rodeaba con sus brazos y piernas para al rato quedarse dormidos.

Entre ronquidos se asomaba una sonrisa del rostro del dragon Slayer totalmente genuina. Mientras que la maga de agua susurraba el nombre de este abrazada a sus brazos.