Liliana, una joven universitaria, fallece en un accidente. Tras lo que pensó que era su fin, sé da cuenta que está en un mundo paralelo ¡Ahora es una bebé! Pero, eso no es todo. ¡Es la protagonista! ¡Es la princesa de su libro favorito, una novela r...
Nota: Recuerden babys, el "*" es cuando la príncesa pronuncia mal las palabras por ser tan pequeña.
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Hoy es el gran día, mi primer cumpleaños y yo... ¡Estoy muriendo de hambre!
¡¿Así tratan a una cumpleañera?! ¡Agh!
Mi estomago sigue rugiendo ferozmente.
Debido a los preparativos, todos están muy ocupados y necesitan ayuda extra, mis sirvientas se fueron y me dejaron aquí con mis guardias.
Me senté en mi cuna, tenía que sobrevivir por mi cuenta, primero escogería una víctima.
El primero que caiga. Levanté mi vista y mire a un guardia robusto y barbon, grande e intimidante, parecía un mercenario.
Desvíe mi mirada de inmediato. Que miedo. Mejor la segunda opción, mire de reojo a todos los guardias y ¡Bingo!
Un joven de cabello marrón y ojos del mismo color, de baja estatura y complexión delgada, le calculaba unos 20 años. Debía ser un novato.
Mis escoltas cambian por turno y eran tantos que ni me molestaba en aprenderme sus nombres o sus rostros.
Ahora ya teniendo una víctima, es hora de ejecutar el plan.
—snifh...wuah~!—empece a llorar, los guardias se alertaron. No sabían que hacer o cómo actuar.
—¿Qué hacemos?—cuestiono uno.
—Mantén tu posición, tenemos órdenes de cuidar a la príncesa—dijo el de aspecto mercenario.
Justo lo que quería. Me apoye en el barandal de mi cuna y mire a mi víctima con grandes ojos llorosos y llenos de súplica.
—Wuah~ *por favor cargarme—le extendí mis brazos hacia él. Este por alguna razón se sonrojo.
—¿Eh?...¿¡Eh?! ¡P-princesa no puedo hacer eso!—se puso nervioso.
—*¿No me quieres?—puse una carita de cachorrito abandonado mientras sollozaba.
—Esto, es, bueno...¡Nunca dije eso!—miro a sus compañeros, esperando que le ayudarán a salir de tal situación.
—¡¿Qué haces gran tonto?!—hablo enojado el viejo barbón—¡Una princesa no debe suplicar, hazle caso a sus deseos!
Este tipo era un buen cómplice, luego le daría una galleta para perro. El chico me miró aún más conmocionado que antes, trago saliva y se acercó a mi. Deje de llorar y le sonreí. Él me cargo y me sostuvo entre sus brazos.
