UNO.

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Empezaron a suceder algunos hechos extraños en la pequeña población de Sacheon, perturbadores testimonios de blasfemias, maldiciones y escandalosas visiones de personas desnudas encendiendo velas en un claro de invocar a supuestos demonios. Los habitantes de aquel pueblo estaban alertados y preocupados por esa situación terrible para todos. A cada persona que portaba algún comportamiento extraño y fuera de lugar, era llevado a la horca o era quemado si el caso era mas fuerte. Los fanáticos religiosos a veces acusaban sin razón alguna, simplemente porque no estaban bautizados o no asistían seguido a misa, pero al tener la aprobación de todo el Sacheon, podían hacer lo que les venía en gana. Si bien era común usar mas ¨bruja¨ por mujeres practicando el mal, en Sacheon y en otros pueblos existía también hombres practicando la brujería, ambos, sean mujeres o hombres recibían su castigo por pecadores.

— Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora, escudo y protección es su verdad. No temerás...ni a la pestilencia que ande en la oscuridad, ni a mortandad que en medio del día destruya.... No te sobrevendrá mal ni plaga tocará tu morada.— el reverendo repetía el mismo discurso de cada sábado y domingo.

Los presentes bostezaban u otros se quedaron dormidos en plena misa, y unos cuantos estaban atentos, entre ellos, el hijo del reverendo.

Jeon Jungkook, un joven de veinte años, fanático de la religión y obsesionado con descubrir a cualquiera que haga brujería para el mismo acusar a esa persona. Su padre lo entreno bien, por decirlo de esa forma, era tan allegado a su padre que en sus planes está seguirle los pasos en la religión.

— Hijo, acércate.— al acabar la misa, Jungkook es llamado por su padre, el como un corderito fiel, fue a su encuentro.

— Dígame padre.— hizo una reverencia por respeto.

El hombre mayor sujeto de los hombros a su hijo, y lo observó con orgullo, como si viera en el a una copia suya. Por supuesto que el señor Jeon tenía planes para su único hijo, y este era, que sea como él, que se una por completo a la corte y sea un mandatario de la religión. Tenía plena confianza que su hijo no sería un descarriado hacía el mal camino, él no, desde corta edad demostró fé hacia el padre celestial y señor de los cielos. Él no es como los jóvenes de su edad que la mayoría fue sentenciada a muerte por practicar brujería y deshonrar al pueblo, al reverendo Jeon le importa el bien y no la vida de las personas, incluso sentenció a muerte a su hermana menor por ser una pecadora invoca demonios... El lazo familiar pasaba a segundo plano cuando quería un pueblo limpio de mal, de la peste de satán.

— Entonces, ¿Papá? — la voz de su hijo lo hizo sumergir para prestarle atención.

— Si, bueno. Un jóven de otro pueblo se trasladara al nuestro para convivir, y quiero que te encargues personalmente de vigilarlo por si nos viene con sorpresas extrañas. Ahora, anda a recibirlo a la entrada y dale la bienvenida, entregale esto  también— pidió el reverendo. De un manto saco una carta que portaba un lazo rojo envuelto, señal que el nuevo habitante es aceptado y bien recibido por el pueblo.

Jungkook recibe la carta en sus manos.

— Claro que si padre...— hizo otra reverencia y dejo a su padre en la corte de la religión.

El joven a pie, prendió camino hacía la entrada del pueblo donde recibiría al recién llegado cuya identidad era Park Jimin, según leía Jungkook en la carta dada por su padre. Al llegar a la entrada, espero paciente al muchacho nuevo... Jungkook pensó que quizás el nuevo pueda ser un fanático de la religión como él y hacerse amigos sería un milagro, no tenía amigos y que vengo uno le haría muy bien.

Pero fue contrario a lo que imagino respecto a como se veía Park Jimin, el muchacho llegó a caballo, meneando la cabeza rubia que tenía y trayendo una característica tan peculiar a simple vista.

Witch In Love || KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora