El chico de los ojos pardos

26 5 2
                                    


Al ver a Pierre Le Brun cubierto entre helado de fresa casi me desmayo.

Pierre Le Brun era el Chico más guapo de mi escuela (o por lo menos eso creíamos Annalise y yo). Era muy simpático y extremadamente inteligente , siempre nos dejaba patidifusas en clase de matemáticas.

Manteníamos una relación un poco confusa.Como bien sabía él y creo que casi toda Luxemburgo a mi me gustaba. Siempre habíamos tenido confianza y debido a su carisma alegre, vivo y picarón esta se reforzaba cada vez más, pero nunca había intentado declararme, ya que su belleza nublaba la vista a cualquier joven.

Su cara se componía por una melena de color miel y un tono de piel blanquecino salpicado por miles de pecas. Sus ojos eran pardos y llenos de pestañas. Sus labios eran finos y tenía la cara definida pero se notaba que debía desarrollarse más.

Era de tamaño medio y estaba en el peso adecuado , se notaba que no malgastaba el tiempo como los otros chicos en estar 12 horas al día entrenando para sorprender a las chicas de cursos superiores.

-Lo siento muchísimo, yo solo quería- dije entrecortada por la vergüenza.

-No pasa nada , debería disculparme yo, he estropeado tu helado de fresa- dijo él esbozando una sonrisa al ver que me sonrojaba terriblemente.


-Bueno, nos vemos en clase- dije llena de la vergüenza restante.

-Lo estoy deseando- dijo el con tono vacilante y gracioso al mismo tiempo.


De camino a la escuela, Annalise no paraba de llorar de la risa que hacían que su cara recóndita y morena se hinchara en doble. Mientras tanto yo suspiraba como una tonta por el chico de los ojos pardos.

Cuando me desperté de las visiones producidas por mi propia imaginación ya me encontraba en clase sentada en medio de Annalise y Kerstin Weber ( una niña de lo más sensible , aunque era simpática y por ello era mi amiga)

Mientras Kerstin le cantaba a Annalise cumpleaños feliz con aires tímidos , entró por la puerta Pierre vestido con un conjunto ridículo del que yo no pude evitar la escapada de una tormentosa risa.

-¿te ríes de mi Ellie?- me dijo insinuante.

- No me llames así, Ellie es un apodo ridículo, así me llaman sólo mis amigos de máxima confianza-respondí con astucia al saber de antemano que ese comentario le molestaría, quién dijo que las chicas no sabían coquetear.

- ¿Y yo no soy uno de ellos?


Me miró provocante y gracioso. Con esa mirada solo conseguiría que me fundiera un poco más en mis mejillas sonrojadas.

-Bueno Elisabeth, si no  me consideras un amigo de "máxima confianza" me harías el honor de acompañarme a la farmacia de mi tío para pasar un rato juntos y fortalecer nuestra amistad- dijo entre risas.

- Vale, pero solo porque me estás suplicando- dije vacilona.

Se marchó hacia su sito , justo detrás del mío con una sonrisa gigante justo en medio de su cara.Era una visita a una farmacia ¿Qué podría ser más insignificante que la visita a una farmacia?

Sr & Sra BirkenauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora