Día 5

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¡Lamento las demoras!
Creo que se me estan agotando las ideas ¿o quizas la inspiración?

El momento que el cielo se ilumino, fugaz como un parpadeo, hizo que el cielo soltara un estruendo que quizas asusto algunos, maravillo a otros y con un arte de magía. Dejo la lluvia caer.

Algunos de ellos estaban durmiendo, otros desafiaban la ley de la electricidad, usando sus aparatos y otros evitaban asustarse por aquellos truenos que acompañaban más y más relampagos. Mientras él a la puerta de la casa, estaba acompañado, por el rubio de traje, que fumaba un cigarro; un techo les tapaba de la lluvia, por fortuna ni la fuerza del aire, siguiera los mojaba, no los salpicaba y  el humo de nicotina, era robado por el viento.

Es hora, creyó haber escuchado su voz, el hombre de traje rubio reacciono y solo vio a su compañero, dar un paso hacia afuera.

-¡Hey espera!- reacciono, deteniendo su marcha sin que el alto volteara a verlo -¿A donde vas Risotto? ¡No ves que esta lloviendo!- le llamo la atencion, haciendo que Risotto finalmente girara su rostro hacia él.

-Es hora- finalmente escucho su voz, el rubio le vio confundido -Si queremos dinero, no se consigue en los arboles, Prosciutto-

-Pero esta lloviendo, ¿crees que el objetivo saldrá con éste clima?- le pregunto en reclamo, sin alzar su voz. Ambos hombres hablaban con gran seriedad y calma.

-Es mi misión, la lluvia no es un problema- le contesto, dejando que más truenos resonaran en el cielo, el agua no dejaba de caer, el aire empezaba a enfriar.

-¿Tu mision?- reacciono Prosciutto sarcastico -El jefe nos envio la orden a los dos, no soy un idiota- continuo diciendo, haciendo que el alto sonriera.

-No vas a salir con éste clima, ni siquiera tenemos un paraguas- le contesto Risotto, mientras el rubio torcio la boca y termino su cigarro. Lo arrojo al piso humedo y lo piso, no dijo una sola palabra, solo apreto los puños y camino hacia afuera sin titubear. Salio de aquel techo que les protegia, haciendo que la lluvia poco a poco empapara al joven rubio.

Risotto apenas le miro sorprendido en interior, sin expresion en el exterior. Prosciutto camino casi a mitad de la calle, alzo los brazos y el cielo siguio relampagueando, y el agua hizo su labor, mojando aquel hombre de traje para que despues empezara a caminar, hacia algun destino.

-¡Prosciutto!- alzo la voz Risotto, él no hizo caso, los truenos hacian que su voz seria y serena, fuera menos audible -¡Prosicutto!- le grito, la gente al interior escucho, los que estaban despiertos, solo pudieron ver hacia la entrada y enseguida desaparecer en silencio. Conocian aquel tono con un ligero cambio, no iba a ser nada agradable aquel resultado.

-¡PROSCIUTTO!- grito de nuevo, camino detras de él, finalmente el rubio pudo oir su voz con claridad pero se atrevio hacerse de oido sordo, continuo caminando. No volvio la vista atrás, su primer error.

Detuvo su paso repentinamente, sintio una molestia, una punzada en la boca y un dolor en la mano. El recuerdo de aquel dia, vino a su mente, miro la palma de su mano, sintio de nuevo la sangre escurrir, las navajas cortaron su palma y sentia de nuevo aquella aguja dentro de su boca. La escupio, volvio la vista aquel hombre, quien camino hacia él, y Prosciutto mostro su enojo, no se contuvo e intento verlo furioso aun bajo aquel aguacero que caia con intensidad.

-¡¿Que carajos fue eso?!- le reclamo, Risotto lo miro -¡Yo no soy el objetivo de la mision!- le grito, sujetando su mano herida con la otra, las navajas habian caido, la sangre escurria y se limpiaba con la lluvia.

-Tu no iras- ordeno, y el joven rubio quedo perplejo

-Esa no es la orden- le contesto, viendo con dificultad como Risotto camino más hacia él, quedo frente a frente e intento verlo a los ojos. Prosciutto inconscientemente parpadeaba, pues la lluvia no paraba, le molestaba para ver a diferente de Risotto, su gorro mojado le cubria en parte para mirarlo.

>>La orden, es que tenemos que ir juntos- le señalo en reclamo, enojo, queja y apreto su mano herida, para detener el sangrado, incluso al alzarle la voz, sintio en su boca el sabor agrio y amargo, se habia cortado.

-Tu no iras- enfatizo de nuevo aquella frase, Prosciutto trato de no intimidarse, ya se lo habia dicho antes, no podia mostrarle emociones, ni queria parecer debil. Risotto tomo su mano lastimada, sujeto aquel puño que aun sangraba, haciendo que el rubio bajara la guardia. Sintio un cosquilleo, no era dolor ni molestia, dejo que Risotto girara su mano y en silencio, abrio el puño. Las cortadas estaban siendo cicatrizadas, cuando noto aquellas presuntas manchas agitar en su piel.

-Pero que...- murmuro bajo, viendo en su mano como cerraban las heridas, y alzo la vista al mayor. Quien para su sorpresa, con su mano libre tiro de su nuca hacia él, alzo su rostro al suyo y bajo aquella tormenta lo beso.

Una vez más, tomo un beso de sus labios y aunque intento negarse, le correspondio, cerro los ojos y le tomo de la cintura, mientras Risotto le sujeto de su cabello mojado, de su espalda empapada en agua, tomandolo en un abrazo para besarlo de nuevo.

"No... no, no, no, no, no" pensó Prosciutto, recordo aquella vez. Sabia que estaba en peligro, que era una trampa y lo aparto, intento alzar sus manos empujarle de su abdomen, de su pecho. Intento romper aquel beso, que se volvia a repetir, al ser jalado  hacia su rostro.

Prosciutto intento decir una palabra, maldecir aquel hombre, pero más aun, se regañaba asi mismo, al no poder negar que le gustaba aquel acto atrevido, aunque su sangre, su cuerpo corriera peliegro.

Un trueno más resono en el cielo, varios relampagos iluminaron la oscuridad. Dejando que Risotto rompiera aquel gesto, ambos estaban agitados, tenia el corazon acelerado. Por primera vez, le demostraba que estaba preocupado.

-Es una emocion peligrosa- le murmuro el alto, Prosciutto parpadeo de nuevo

-¿Mision?- corrigio el rubio, en señal de pregunta, sintiendo la caricia a su rostro. Ésta vez, no hubo castigo, no hubo metales, no hubo sangre y de nuevo Risotto se acerco a él con sutileza, besandole de nuevo.

-Es una mision muy peligrosa- enfatizo Risotto aquella frase, con una sonrisa al rostro, provocando lo mismo en el rubio, quien se solto del abrazo, completamente.

-Mi especialidad- señalo el rubio, pensando en retomar su camino -Moriran de una forma lenta y dolorosa- dio media vuelta, le dio la espalda y dio el primer paso, dejando atrás a Risotto, quien en su imaginacion, asintio.

Haré todo lo que quieras, bajo tu mando.
¿No es eso lo que quieres, mi capo?

RisoPro Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora