- ¿Recuerdas? ¿Recuerdas cuando fuimos el verano pasado a la playa?- la mujer mecía a su pequeño niño en brazos en aquella vieja mecedora que chirriaba- ¿recuerdas la cometa que te regalé por tu décimo cumpleaños?- besó su frente- ¿Recuerdas el último partido de fútbol que viste con tu padre?, ¿Recuerdas aquella noche?- su tono de voz cambió por completo- le dije que no te pusiera la mano encima- sonrió con la mirada vacía- le dije que se desahogara conmigo, pero que no te tocara.
El timbre de la puerta principal interrumpió sus memorias.
Las señora en bata se levantó y dejó el vacío cuerpo de su niño en su camita, lo arropó y le dió un beso de buenas noches.
Abrió la puerta y los vio, la policía que venía para revisar la procedencia de aquel olor putrefacto informado por los vecinos.
Dejó pasar a los inspectores pidiéndole que hicieran silencio para no despertar a su niño dormido, y los guió por la parte superior de la casa, alejados del cadáver envuelto en sábanas escondido en el sótano.