Habían pasado semanas desde el incidente en el mercado, Roy se la pasaba con su padre en el estudio y ya solo lo veía a las horas de la comida cuando les llevaba las guarniciones a ambos al estudio.
Ese día había llegado a creer que dejaría de sentirse tan sola en esa casa, al parecer solo fueron inaginaciones suyas.
Ese día como cada semana, se dirigía al mercado temprano, para así elegir vegetales y frutas frescas, había acostumbrado comprar manzanas, notando que a Roy le fascinaban como merienda.
Al llegar donde el chico de las frutas—Alfred—este la espero con su canasta preparada y un pequeño racimo de uvas, como siempre, pero este día también habían unas lindas flores sirlvestres junto a su canasta.
—Buen día, señorita, esta muy linda esta mañana, esas flores en su canasta son para usted—dijo todo con una radiante sonrisa en su rostro.—Gracias, pase excelente día—y pagándole por la compra tomó sus flores y la canasta con la misma mano y se dirigió de nuevo a su casa. Se sentía extraña, Alfred la hacía sentir... querida, con esos detalles tan lindos que cualquier niña estaría más que contenta en recibir.
Al llegar a la casa, entró directamente en la cocina y empezó a acomodar las compras, inesperadamente tomó las flores y las olió, una fragancia única que no había tenido la dicha de probar antes. Rápidamente tomó un cuenco de los de su madre y lo llenó de agua mientras tarareaba una canción. Ese día estaba más que decidida a esmerarse en el almuerzo. Colocando las flores en agua encima de la mesa procedió a preparar el almuerzo. Extrañamente teniendo esas flores a sus espaldas, no se sentía tan sola.
—¿Saliste a recoger flores?— escuchó la voz de Roy a sus espaldas cuando se encontraba preparando las bandejas con el almuerzo—quiero almorzar contigo, así que puedes preparar una sola bandeja.
—Bien—respondió ella, preparando ahora solo la de su padre.—Ahora vuelvo a prepararle el suyo.
Roy sintió que su relación con Riza había retrocedido al punto de cuando se conocieron en el tren, había estado tan absorto con su nuevo maestro que había olvidado incluso avisarle a Madame Christmas que había llegado y se en encontraba bajo la tutela de Berthold.
Cuando Riza volvió, él ya estaba sentado y había colocado los platos como vio que ella había hecho preparando el almuerzo de su padre así que solo le sirvió.
—¿Fuiste al mercado esta mañana?
—Si, como todas las semanas en este día.
—Y ¿viste al niño ese?
—Por supuesto que he visto a Alfred, a él es a quien le compro las manzanas que usted tanto ama, señor Mustang.
—Creí que ya me tuteabas, Riza, y que me llamabas por mi nombre de pila—dijo cambiando de tema.
—Disculpa, Roy, si así prefieres.
—Entonces... ¿Puedes llevarme a donde encontraste estas flores? Son hermosas, tienes buen gusto—dijo tratando de aligerar el ambiente.
—No sabía decirte donde se encuentran, Alfred las recogió para mi temprano en la mañana. Le diré que halagaste su buen gusto para las flores.
—¿Qué? ¿Por qué ese niño te está regalando flores?—dijo un poco incómodo.
—No lo se, es la primera vez que lo hace, así que solo le agradecí.
—¡Ese niño se quiere casar contigo! ¡No vuelvas a aceptarle flores!
—¿Crees que si quisiera casarse conmigo?—Roy no supo si el tono de su voz era angustia o emoción lo que descifraba su voz y su expresión.—pero no estoy en edad para casarme...
—¡Exacto! No tienes edad para casarte, no es bueno que le aceptes las flores.—dijo un poco aliviado.Riza se mantuvo pensativa todo el almuerzo hasta que una idea surcó su mente—Sabes, Roy, conozco un prado donde solían haber flores, quizás quieras ir a verlas.
—Me encantaría... pero... el maestro...
—Está bien, comprendo. Mi padre y tú tienen muchas cosas que hacer, y tú solo viniste a aprender alquimia.—dicho esto se dispuso a ir al estudio de su padre a recoger lo del almuerzo y organizar todo. Roy estaba estático, porque había sido su idea desde el principio el ir a ver las flores, aunque solo había sido algo para romper el hielo, ahora se sentía mal por rechazar la oferta de riza. Sentía que él mismo la empujaba a aceptar flores del tal Alfred.
Sin pensar más en el tema fue al estudio viendo de camino como Riza volvía con la bandeja, ella no le dirigió la mirada.Suspirando, se adentró al estudio y no salió hasta muy tarde en la noche, cansado y con una gran idea en mente.
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¿Amor o Costumbre?
FanfictionHistoria sobre nuestro ship no cannon de Fullmetal Alchemist: Roy x Riza Historia Royai Todos los personajes pertenecen al anime Fullmetal Alchemist, por lo tanto tienen sus derechos reservados.