Un par de días habrían pasado ya desde el suceso que cambió para bien la vida de Ebony, sin embargo...para poder llegar a ese "bien" tendría que pasar por algunos baches en el camino.Nuevamente, el grupo de amigos se reunió nuevamente para pasar el rato.
La albina caminaba emocionada, a paso rápido mientras se preguntaba qué tendrían en mente sus amigos.
Al divisar a dos chicas en la lejanía, se percató de que una de ellas; quien pronto se dió cuenta que era Charlotte, había teñido su cabello de un tono obscuro que en lo que a ella concernía, le quedaba bastante bien.
—Hey, Charlotte. Ese color se te ve muy bonito— resaltó Mei alegremente
—¿En serio? De hecho...temía un poco que fueran a opinar algo malo— sonrió avergonzada.
Tras esos diálogos intercambiados por las chicas, las tres se saludaron de beso en la mejilla y un abrazo.
—Y...¿Saben dónde está Malina?— cuestionó Mei apenada.
—Debería venir en camino ya— respondió Alyssa mirando el camino
—¡Oigan! ¡Chicos!— se escuchó la voz de Matías a lo lejos, cuando las tres presentes voltearon a verlo, vieron a Malina a su lado.
Ambos jóvenes saludaron a sus amigas de beso en la mejilla, pero...la sorpresa de Ebony fué que Malina simplemente la saludó con un apretón de mano. Sin embargo, lo dejó pasar
Los cinco amigos caminaban hacia un restaurante cercano al punto de encuentro que habían acordado.
Aquella iluminada tarde pasó pronto a ser una noche estrellada, el cielo era hermoso y llenaría de brillo los ojos de cualquier persona...a excepción de Mei, quien se hallaba triste, confundida pues a lo largo del día no había intercambiado palabra con Malina.
—Chicas...lo siento pero debo irme, mi hermano se quedó con mi tía y ella se va a esta hora— dijo Alyssa para despedirse e irse inmediatamente.
—Oigan...tengo que llegar para la cena con mi mamá...— Habló Mei desanimada para despedirse de todos con un abrazo...a excepción de Malina, que como ya lo esperaba, evitó cualquier contacto con ella.
Así que finalmente partió cabizbaja a su hogar...lentamente y con un nudo en el estómago.
Aunque no quisiera admitirlo...en el fondo esperaba que la chica que había robado tantos de sus suspiros la detuviera. Pero no sucedió, Mei llegó a casa sin ninguna interrupción.
Cruzó la puerta de entrada con ojos lacrimosos, con la cabeza baja y las manos en los bolsillos.
—Hija...traje pizza ¿Quieres que tenemos juntas?— interrogó su madre amablemente. Mei la miró
—No, má. Hoy no tengo hambre ¿Puedes guardarlo para mañana?— le dedicó una sonrisa triste a su progenitora, encaminandose hacia su habitación. Pero se detuvo repentinamente—Oye...¿Crees que podría salir a caminar un rato?
—Claro...pero ¿No vienes de afuera?
—Sí...es solo que...Necesito aire— la albina dió la vuelta y salió de la casa.
Comenzó a caminar en dirección al bosque, con la cabeza nublada y los ojos apagados.
Pronto empezó a correr, intentando distraerse llegó rápidamente al lugar al que se dirigía.
Sacó un par de audífonos de su bolsillo para conectarlos a su celular.
Y sin más, se sentó sobre un tronco cortado, a modo de banca.
Pasaron algunos minutos para que una presión en su brazo la hiciera a voltear a su derecha.
Frunció el seño confundida a divisar a Malina, quien apenas podía distinguirse con la tenue y fría luz de la luna.
Ebony se retiró sus audífonos.
—Hey...no esperaba verte aquí— le mostró una media sonrisa, desganada.
—Yo...quería hablar contigo— dijo algo incómoda.
—Claro, dime
—Sobre lo que pasó...yo...— balbuceó unas cuantas palabras que obviamente Mei no comprendió.
—Mira...si hubiera sabido que al demostrarte lo que sentía te alejaría de mí, yo-
Su hablar se vio interrumpido por el tacto de la boca de su contraria con la suya, tacto que pronto se convirtió en un beso largo, afectuoso que fácilmente podría describirse como una melodía, un dueto por cualquiera que lo observase, era sutil, taimado y hermoso.
Las manos de la más alta se posicionaron en la cintura de la más pequeña, mientras la mano derecha de la albina se posicionó en la nuca de la castaña.
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Sunlight •Malina Weissman•
FanfictionEbony, como le agrada que la llamen, es una chica de quince años, quien padece una condición curiosa; fotosensibilidad (en un grado medianamente grave). La historia comienza cuando, decidida a afrontar la vida a pesar de su condición, Ebony se mudar...