Alicia:
-No te tengo miedo, mi propio hermano me disparó; que un idiota me apunte, no es nada-dije.
Él ríe.
-Habla que al final no va a servir para nada-dijo.
Él busco algo en su bolsillo, su celular.
-Voy a grabar esto, quiero que me digas todo, como entran la droga, sus cómplices, sus camellos, todo-dijo.
-¿Y que si no diga nada?-pregunte.
-Te mato-respondio.
Le pegue en la mano, haciendo que tire el arma, luego una patada en el pecho y cae al piso, saco el arma de mi espalda; me paró frente su cabeza y le apunto.
-Te dije qué no te metieras conmigo, no tenes una idea de lo que me molesta repetir las cosas-dije.
-No me mates-dijo.
-Ahora no sos tan pija gorda-dije.
Veo como intenté llegar al arma, le piso la mano, el grito.
-Sos unas hija de puta-dijo.
Me senté en su pecho, sonrió.
-No hables de mi madre, ella era una maestra jardinera muy dulce, de ningún modo, vos, podés hablar de ella-dije.
-Ella, vos, tu padre, tu hermano y toda tu familia, son una mierda-dijo.
-Mamá no lo era, todos los demás si, ya lo sabemos-dije.
Me levanté y lo tome de los pelos, hice que se arrodillara.
-No tendrías que hablar más de mi madre y de mi hermano; ¿nunca te dijeron que hablar de los difuntos estaba mal?-dije.
-Morite, puta-dijo.
-No, yo no voy a morir, vos si-dije y dispare.
Su cuerpo cayó en seco para delante, un charco de sangre se formó al rededor de su cabeza.
