Alicia:
Me levanto de la cama, no es mi habitación, miro a mi costado y está Tomas, con todo el pelo revuelto, se le ve tan lindo.
Agarro mis zapatillas y salgo de la habitación, tomo mis cosas y salgo de la casa.
Subo a mi auto y manejo hasta mi casa; al entrar escucho a mi padre discutir, subo a mi habitación y me doy una ducha.
Al terminar, me visto semple, un buzo una talla más grande, un jeans todo roto y las Nike blancas, tomo mi arma y mi celular, tengo que ir a la casa de Arty a llevarle dos kilos de coca.
Salgo de mi habitación y bajo al sótano de la casa, es donde se embolsa todo, tomo la mochila con las pequeñas bolsas y me dirijo a la salida.
-Alicia-escucho a mi padre.
Camino a su despacho, freno en la puerta.
-Tene mucho cuidado y no temas en usar el arma-dijo.
Asentí, di media vuelta y salí de mi casa; subí a mi moto y maneje hasta la casa de Arty, donde entre y le di la mochila.
-Gracias diosa-dijo.
Le sonrió, me despido de él y voy a la casa de al lado, está abandonada hace años, tengo pensado acomodarla y dejarla para embolsar y demás, ya que está zona es liberada.
Escucho unos pasos acercarse, me doy vuelta y metí mi mano dentro de mi buzo, la parte de atrás para agarrar el arma.
-Asi te quería agarrar-dijo un hombre.
Se acerca, quedando a tres metros de distancia, es el policía que saque hace unos días y me está apuntando con el arma.
-A mi nadie me avergüenza, ¿Te haces la piola porque tenés un arma y andas con dos gramos de coca encima?-pregunto.
-No, yo no consumo papi, yo vendo-respondi.
-¿Te haces la picante?
-Yo no me hago, soy, por eso, tu jefe, en realidad, todos, no se meten conmigo, porque sabe cómo acaba esto-dije.
Él ríe.
-No te tengo miedo, soy yo quien está apuntando el arma-dijo.
-Hay está el error, a diferencia tuya, a mi me apuntan con un arma y no tiemblo ni temo a la muerte-dije- así que fíjate quien realmente está riendo.
Se ve que esto lo enfureció, ya que camino rápido a mi y apoyo el arma en mi frente.