Capitulo 8: Reconocidos

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Cuando Molly y Draco salieron por la chimenea lo primero que sintieron fue un temblor que hizo a Draco sostenerse del marco de la chimenea y a Molly ir hacia él en un instinto de protección maternal, puesto que llevaba a James, el temblor ceso, pero las personas a su alrededor estaban inquietas, aunque seguían trabajando

—¿Qué pasa? — pregunto Draco

—No lo sé— sin decir nada más se encaminaron a la oficina de Arthur, pero en el camino, exactamente en el atrio pudieron ver a un grupo nutrido de personas, no les hubiese llamado la atención de no ser que las personas que buscaban se podían ver entre ellas, parecían estar rodeando a alguien, junto con el mismísimo ministro, Hermione, el jefe de Aurores y otras personas más que por lo menos Draco no conocía

—Pero Harry no seas irracional— no supieron quien lo dijo, pero quien haya sido se arrepintió de inmediato, después de todo el lugar volvió a temblar, ahora con mayor fuerza

—¿Harry? — la voz suave de Draco se dejó escuchar en medio de los quejido de algunos que habían caído y de inmediato el temblor ceso. Un sucio y lastimado Harry Potter emergió del grupo de personas

—¡Draco! — prácticamente grito y como en un acuerdo mudo ambos corrieron al encuentro del otro; Harry lo abrazo con fuerza, aun con James en medio y se fundió en un beso necesitado

—¿Cuándo volviste? ¿Estás bien? ¿Cómo te fue? ¿Podemos ir a casa? — Harry rio y James lo siguió, así que separo un poco de Draco y alzo al pequeño

—Volví hace unos minutos, no te preocupes estoy bien, me fue bien, pero me demore más de lo que hubiese gustado y aún tengo que pasar un informe de la misión

—Pero ¿Y tus heridas? — pregunto Draco examinándolo de pies a cabeza y buscando los sitios por donde Harry sangraba

—No es nada, solo rasguños—lo tranquilizo— pero dime ¿Qué fue lo que paso? — pregunto endureciendo la voz y tensando al presente, todos habían ido a calmar al furioso héroe porque estaba completamente irracional exigiendo saber que era todo eso que decía el periódico

—A James le dio una infección de oído, pero ya todo está bien ¿verdad cielo? — le susurro con ternura a James que solo se rio

—Y ¿el tema de San Mungo?—volvió a preguntar aun con la voz dura

—Ya Ron y el señor Weasley se encargaron— comento mientras se encogía de hombros quitándole importancia

—Pero...

—Ya déjalo Potter— interrumpió Draco, plantándole un apasionado beso— podemos aprovechar mejor el tiempo— Harry sonrió y el ministro nunca había estado tan feliz de una muestra de amor en público, si casi estuvo seguro que debía evacuar el edificio, aunque Molly carraspeo, logrando que ambos chicos se separaran

—Molly...ammm...hola— saludo atropelladamente Harry, logrando una risa burlona de Ron, no pudo evitar mirarlo mal

—Harry, querido ¿Cómo estás? — pregunto despreocupadamente la mujer

—Bien, gracias—respondió un poco apenado de haber ignorado todo y a todos con la presencia de Draco y su hijo

—Excelente y mucho más porque Draco prometió que nos invitaría a almorzar, así que apresúrate cariño y vamos— Harry casi se cae de la impresión, ¿almorzar juntos? ¿Qué había pasado mientras no estaba? Volvió a la vida con el codazo de parte de Draco y la mirada exasperada que le envió

—Sí, claro, voy a ducharme y entregar el informe y nos vamos

—Tranquilo Harry, puedes ir con tu familia, Terry entregara el informe— hablo el jefe de la oficina de aurores, mirando alternadamente entre Harry y Terry Boot, quien era su compañero en la misión

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