ᴅᴏs ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏs

230 36 1
                                    

Entré a mi cuarto, Harry solo se había despedido de mi hace un momento,  él   me había venido a dejar a casa en su auto.

Me recoste en la cama mirando mi blanco techo.

Puse mi lista de música en aleatorio y rápidamente hizo su efecto.

En mi cabeza estaban algunos de los momentos que había vivido con Harry, los más especiales producían una sonrisa inmediata en mi.

Me sentía relajada, en paz, me sentía  feliz.

Pero como dicen, "lo bueno no dura mucho"

Alguien interrumpió mi momento de paz cruzando la puerta de mi habitación y sentándose a mi lado en la cama.

Cristian.

Llevaba una de sus clásicas poleras que usaba para jugar basquetball, que enseñaba sus musculosos brazos.

Me sonrió pero sin demostrar felicidad alguna.

—Te perdiste mi partido de ayer, no fue lo mismo no verte en las gradas —soltó luego de que me quitara los audífonos.

—No me dieron ganas de ir.

—No has ido a ninguno esta temporada, ya van cuatro —replicó mostrando con  sus dedos la cantidad de partidos de los que hablaba.

Frunci mi seño y resople.

—Todavía duele, no puedo olvidar las cosas de un día a otro Cristian.

—No pido que lo hagas, pero eres mi hermana —sonrió con tristeza —mi hermanita, y quiero demostrarte que sigo siendo tu mismo hermano, el idiota que suele llegar un poco borracho luego de una fiesta, y luego aparece su hermana para salvarlo y hacerlo dormir.

Sonreí ante su comentario —Eso si ha sucedido repetidas veces.

—También extraño los maratones de películas con helado.

—Yo también.

Mi respuesta le sacó una sonrisa honesta —¿Eso quiere decir que me das una oportunidad hermanita?

Asentí con la cabeza repetidas veces — No más mentiras.

—Es un trato —dijo Cristian extendiendo su mano.

Le di la mano y noté en su rostro que estaba emocionado por algo.

—Como prometimos decir la verdad, yo inicio —me dijo sentándose más cerca de mi.

—Conoci a una chica y no me la puedo sacar de mi cabeza.

Me sorprendió su comentario, pero rápidamente la idea de él gustando de alguien me sorprendió.

—¿La conozco? —le dije.

Se sonrojo y negó con la cabeza, pero estaba tan feliz, su emoción era tan obvia, se veía en sus ojos.

Verdaderamente le gustaba esa persona.

—Es increíble, en serio no te imaginas, ella tiene algo que me vuelve loco.

Inmediatamente pensé en Harry, pero no lo dije.

—¿Quien es? —pregunté con necesidad de escuchar la respuesta.

—Se llama Emma, tiene mi misma edad, y va en primer año de universidad.

—¿Y es oficial o qué? —pregunté.

—No aún, pero pienso preguntarle pronto, quiero hacerlo de una manera   especial —dijo mordiéndose el labio — ¿y con Harry qué?

No entendía muy bien que era exactamente lo que él sabía.

ser diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora