Sentimientos Extraños

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Natalia

"Un café con leche por favor" le pedí al camarero. Hacía muchísimo frío incluso dentro de la cafetería.

Me senté en una mesa yo sola y cuando me lo trajeron puse las manos encima de la taza quitándome el frío.

Después de una semana yendo a la universidad era el sexto recreo que me pasaba sola en la cafetería. Nada cambiaba, no había hecho nuevos amigos ni nada que cualquiera ve normal. No entendía que hacía mal, yo no me veo tan mala persona.

Ví de lejos al grupito ese que estaba en clase siempre liandola, me caían bien la verdad, se sentaron en la otra punta y yo no podía evitar mirarlos.

De pronto apareció la rubia con la que había cruzado miradas el primer día, iba mona con su peto negro y moño. Creo que notó que le miraba ya que me miró sonriendo.

"Madre mía de mi vida, que me ha sonreído." Eso pensé por dentro. Y no, no era porque fuese guapa ni nada, nadie me había mirado así jamás, con sonrisa de oreja a oreja. Creo que nos llevaríamos bien.

La ví acercándose pero yo estaba sentada cerca de la barra, iría a pedir algo.

"Emm... hola, se te ha caído el boli en el pasillo y pensaba dártelo en clase pero te he visto por aqui" me dijo mirándome a los ojos con sus ojos cristalinos que reflejaban paz. "Bua muchas gracias, me hubiese vuelto loca buscándolo" le dije mientras sonreía, ese boli me lo había regalado mi abuela, era uno de los únicos recuerdos que tenía de ella, me daba suerte, o por lo menos era lo que ella decía. "Veo que es importante para ti, menos mal que no lo ha cogido cualquiera, la gente se queda las cosas da igual si les gusta o no" puso el boli en la mesa mientras sonreía. No podía dejar de mirarle a los ojos. Reí ante su comentario "lo se, no piensan en los demas." Estabamos conectando mucho, solo con mirarle sabía que era alguien especial pero esa burbuja que había entre nosotras se rompió al escuchar "albaaaa, venga coño que te estás perdiendo toda la historia." Joder, me habían quitado el mejor momento de mi día y como no, se despidió de mi "bueno, me voy, chao"

Era la primera vez que hablaba con alguien desde que llegué, había sido mágico, estaba deseosa de encontrarme más gente así. A lo mejor debía darle una oportunidad más a abrirme.

Alba

"Joder, me he mirado con unos ojos de perrito llorón que me matan" pensé. Esa chica era muy mona la verdad, no se por que no se juntaba con nadie.

"Oye chicos, ¿no os da pena la muchacha que está ahí sentada sola? Se pasa el día entero sola y no ha hablado con nadie. ¿Le decimos que venga?" Todos se rieron con mi comentario. Marta exclamó "albita a ti te da pena demasiada gente, lo mismo deberías conocerle antes, quien sabe el motivo por el que está así."

Me sentía mal la verdad, no me gustaba ver a nadie mal y sentía que eso que siempre decía que es intentar ayudar a los demas siempre que puedas no lo estaba cumpliendo.

Mi momento íntimo de reflexión terminó cuando la mari me dio un toque en el brazo pegándome un susto. "¿Qué pasa?" "Alba, ¿en que pensabas, o mejor dicho en quién?" "En nadie tía, venga dime, que pasa?" Dije intentando cambiar de tema, no me gustaba que los demás se metieran en mis cosas. "Nada, que hoy hay un concierto y va a cantar una chica en un pub así que podríamos ir, por si te apuntas." Me lo pensé un poco pero acabé cediendo "venga vaaale, pero yo no quiero hacer de madre de todos como siempre eh, aquí cada uno se cuida solito" reí hasta que sonó el timbre y tuvimos que volver a clase.

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Natalia

Volvía caminando hasta la casa en la que me estaba quedando, la habían comprado mis padres para poder vivir en ella y cuando viniesen a Madrid poder quedarse en algún sitio.

Me seguía un hombre por la calle, vestido entero de negro y con una plaquita en el pecho en la que reflejaba el sol. "Te puedes alejar un poco por favor?" Le pedí con todo el respeto del mundo. Tener a gente que me vigile no me hace ni gracia la verdad. Mis padres son unos controladores, no me dejan ni estar 10 minutos sola, ya empiezo a tener una edad y eso me harta.

Vivo en el barrio más pijo de todo Madrid, sinceramente me bastaba con un pisito cualquiera. No soy mucho de lujos, no compro ropa de marca ni mucho menos, me basta con que algo me guste, sin mirar la marca o el precio.

Ellos no confían en mí, mi casa está rodeada de guardias de seguridad, hay cámaras fuera de la casa y hay un chico en una cabina vigilando. Luego está Antonio que me sigue a todos lados, no poder tener tu intimidad cansa, llevo así desde que nací. Mis padres tienen 2 empresas y les sobra el dinero, por eso mismo tengo una cuenta en el banco para mi misma y esta casa que me la regalaron cuando cumplí los 18. Es una frase muy típica pero el dinero no da la felicidad, yo podía afirmarlo.

Me metí en mi cuarto y por fin pude respirar paz, nadie me miraba ni veían lo que hacía. Lo único que hacían mis padres eran controlarme para que no hiciese nada malo y sacarme en portadas de periódicos. No se como, las revistas siempre tenían información sobre mi, eso no me gustaba un pelo.

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Holaaa, espero que os esté gustando  :D

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