Captiulo 2

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— ¿Cuál es tu nombre?– Kol preguntó avanzando con cautela hacia ella.

Nunca la había visto antes ni tampoco había visto a una chica sola en lo profundo del bosque, tan tarde acercándose el anochecer. Él observó cómo sus ojos se cerraron lentamente y su cuerpo comenzó a caer al suelo. Se apresuró a agarrarla antes de que golpeara la tierra, rápidamente alzándola en sus brazos. Soltó un suspiro preocupado mirando a la chica mientras comenzaba el largo camino de regreso a su casa.

Él notó que ella comenzaba a moverse cuando estaban a medio camino de su pueblo.

— Bueno, hola de nuevo, veo que finalmente has decidido despertar. ¿Puedo tener el honor de saber tu nombre? Parece justo ya que te estoy salvando de una posible muerte. ¿Por qué estarías sola en este bosque? La luna saldrá pronto– Kol preguntó un poco frustrado mientras ella lo miraba.

Acababa de notar que estaba en sus brazos. Sintió que su cuerpo se tensaba cuando quiso saltar de su agarre, pero decidió por el momento que parecía segura con él. Sin embargo, sabía que no debía sentirse demasiado cómoda, ya que no estaba segura de a dónde la llevaba.

— Caroline– ella murmuró.

No tenía idea de dónde estaba y, aunque parecía imposible, se dio cuenta de que no era el mismo período en el que estaba ayer. Estaba segura de que si estaba en un momento diferente tendría que tener mucho cuidado. Se maldijo por no prestar más atención en la clase de historia, ya que no tenía idea de qué esperar.

— Bueno Caroline, ¿puedo preguntarte cómo es que llegaste aquí sola?– le preguntó, su tono la  sorprendió.

Nunca antes había escuchado su voz llena de lo que parecía ser preocupación.

— ¿No lo sé?– respondió suavemente.

Pensó que hasta que tuviera tiempo de pensar las cosas, debería decir lo menos posible.

Deben haberse acercado a una aldea de algún tipo, ya que todavía parecían estar en el bosque, pero podía escuchar los sonidos de las personas hablando y corriendo. Cuando entraron en la aldea, su mandíbula cayó al instante.

Definitivamente ya no estaba en el siglo XXI. No estaba segura de qué año era y se sintió cada vez más frustrada mientras inclinaba la cabeza contra el pecho de Kol más cerca que antes. Entonces fue cuando lo escuchó. No podía creer lo que escuchaba, pero allí estaba. Kol tuvo un latido. Había escuchado a sus amigos decir que Klaus tenía 1000 años, lo que significaba... Oh, Dios mío, pensó.

Ella no tenía idea de qué esperar mientras él pasaba por el pueblo. Pasaron frente a numerosas chozas pequeñas hechas de lodo y troncos. La mayoría estaban bastante juntas y eran relativamente pequeñas. Había mujeres sentadas en troncos con grandes cubos de madera llenos de agua turbia. Una mujer sacó lo que Caroline creía que era un calcetín de uno de los cubos.

Ella dejó escapar un suspiro ya que no podía imaginarse lavando la ropa de alguien en un balde. No estoy lavando la ropa así, se dijo.

Había hombres caminando en pequeños grupos con grandes cuchillas a los lados y niños corriendo jugando con espadas mucho más pequeñas hechas de madera. Estaba bastante impresionada ya que las espadas de los niños tenían detalles tallados en ellas. Ella notó que Kol se detenía frente a una cabaña de mayor tamaño.

— ¡Madre!– Kol llamó mientras sentaba a Caroline en un banco de madera frente a una gran hoguera.

Había un caldero gigante de hierro fundido colgando sobre ella y lo que parecía una rejilla de hierro fundido a su lado. Caroline pensaba, en que no estaba segura de qué tipo de comida tendrían disponible en este período de tiempo cuando escuchó gruñir su estómago. Estaba empezando a tener hambre, ya que había pasado un tiempo desde la última vez que comió. Ella continuó mirando a su alrededor y notó otros tres bancos, uno a cada lado del fuego.

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