Agua y Fuego (Navia)

3-Vergüenza

Ninguno de los dos pudo dormir bien aquella noche pensando en el tema. Natsu que por primera vez experimentaba un amor que no fuera el de amistad o familia, se sentía muy raro y no sabía como hacer frente a esta clase de sentimientos. Mientras tanto, Juvia que si sabía que era amar a una persona, se encontraba confundida ya que solo había tenido ojos para Gray hasta ese preciso momento.

Ambos sentían como su corazón latía muy deprisa cuando estaban el uno frente al otro. Al bajar a desayunar, se miraban o comían en silencio. Tenían un pequeño rubor en sus mejillas que delataban los sentimientos aunque ambos no se percataron.

—Juvia irá a dar un paseo—dijo levantándose.

—¿Quieres que te acompañe?—le preguntó.

—Juvia cree que no es necesario, Juvia necesita meditar sobre cierto asunto personal—contestó.

—Ah, vale.

La joven salió a la zona donde no había mucha gente a esas horas y como no hacia mucha calor era perfecto para salir a andar. Caminaba pensando en el día que fue salvada por Gray. La verdad es que habían pasado por tantas cosas que no imaginaba un futuro sin él...hasta ahora. Mientras que Juvia siempre ha mostrado abiertamente sus sentimientos, Gray había sido todo lo contrario y no había dado muestras de cariño, al menos de forma amorosa.

Ella suspiraba pensando en todo, ¿por qué Gray no lo decía abiertamente?, tanto si la fuera aceptar o rechazar, debía hacerlo. Se sentó en uno los bancos a observar el mar.

—Juvia quiere que su corazón sea menos confuso—pensaba mientras se tocaba el pecho.

Natsu podía ser despistado y torpe en el amor, pero era una persona confiable y leal, algo que no tenía cualquier mago en Magnolia.

Por su parte, el dragon slayer de fuego caminaba por otra zona pensando en el mismo tema. Era raro que pensase o dedicase tiempo a aquello. Normalmente había visto a los demás como Erza, Gray o Gajeel en un interés amoroso, pero ahora...era él y estaba muy nervioso.

Se reencontraron en la habitación cuando la maga estaba cambiándose de ropa para ponerse un bikini e ir a la piscina. Al entrar, pudo ver perfectamente y sin ningún obstáculo, el cuerpo desnudo de la joven.

—Kyaaaaa—gritó ella tapándose.

—¡Lo siento!—se disculpó cerrando la puerta.

Al cabo de unos minutos, la puerta de la habitación se abrió y dejó paso a la joven que salió con el bikini puesto y el bolso en su mano.

—Lamento lo de antes—dijo.

—Juvia piensa que no pasa nada, ha sido culpa de Juvia por no cambiarse en el baño—le dijo.

—¿Vas a la piscina?.

—Juvia irá a darse un baño, Juvia cree que Natsu debería hacer lo mismo—comentó.

—Si...ahora en un rato bajo.

Ambos se despidieron y Natsu se tumbó en la cama.

—¿Cómo puede caminar con esas cosas tan grandes?—se preguntó a sí mismo recreando la imagen en su cabeza.

Cuando por fin pudo sacudirse eso de su mente se cambió y agarró sus cosas para ir a la piscina. Al haber tantas, no sabía donde estaría Juvia aunque al ver a un grupo de jóvenes juntos en un mismo sitio supuso que estaba allí.

—¿No te gusta ninguno de nosotros?—preguntó uno.

—Yo soy más alto.

—¡Yo soy más rico!.

—Juvia no esta interesada—comentó respectiva.

Estos comenzaron a quejarse de que no fuera tan sosa.

—Disculpad—intervino Natsu.

—¿Eh?, ¿quien eres?.

—Soy su pareja, ¿os importa?—preguntó.

Estos se echaron a reír.

—¿Eh?, ¿un enano como tu?.

La realidad es que le sacaban como tres cabezas al mago. Aunque este mantenía su seriedad y la mirada fija en ellos.

—No me gusta tu mirada, ¿acaso quieres que te de una paliza?—se crujió los nudillos.

Natsu apretó el puño, estaba listo para luchar.

—Juvia cree que no deben pelear—dijo tratando de detener la pelea.

—¡Tu calla enana!.

Entonces recibió un puñetazo directo en la mandíbula por parte de Natsu haciendo que volase unos cuantos metros antes de tocar el suelo. Luego, el resto le siguieron.

—Ale, ya esta—dijo sacudiendo sus manos.

—Juvia lamenta mucho el haber metido a Natsu en un lío—se disculpó avergonzada.

Ella iba a despachar a esos cuando apareció Natsu y en ese momento se quedo mirando a este impidiendo que pudiera hacerse cargo ella de la situación. De hecho, tenía ya en mente como derrotar a los maleantes.

—No es problema—dijo con una gran sonrisa.

Al ver esa expresión en su rostro, no pudo evitar sonrojarse como una joven adolescente enamorada de su idol. Era como sino fuera ese Natsu que conoce, que fuese otro...diferente.

Ahora definitivamente lo veía con otros ojos. Natsu se sentó en una de las tumbonas de al lado tranquilamente dispuesto a relajarse.

—Natsu-san...—susurro ella sonrojada.

Este colocó sus cosas y miro a la maga ya que le había llamado.

—Dime.

Sus rostros ahora estaban muy cerca, se fueron acercando lentamente como si una fuerza les impulsase y finalmente, se dieron un corto, pequeño pero tierno beso.

Continuara...