Pergamino 5

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Vuelvo a cabecear pero no soy tan rápida para evitar pegarme con el piso. Estoy acostada boca abajo leyendo o eso intento, las últimas dos semanas no he dormido bien, alerta a cualquier movimiento sospechoso del albino.

Hay horribles ojeras colgando de mis ojos y he bajado de peso, no estoy cómoda en éste lugar. Lo único bello es el jardín, por eso me la paso la mayor parte del día en el cuarto de té.

Casi nunca lo utilizan y su vista al exterior es hermosa, el ruido del patio no llega hasta acá, haciéndolo el lugar ideal para esconderme y hacer lo que quiera. Trato de concentrarme pero poco a poco mis párpados caen, me rindo y dejo de lado mi lectura para ponerme cómoda.

                                 🌸

— No, ya iré yo en una hora.

Suaves susurros me despiertan, el olor a té llega a mi nariz y la manta que me cubre me indican que ya no estoy sola. Abro un ojo pero no logro ver más allá de un hakama.

— Sé que estás despierta Rumiko— la voz de Hashirama suena tranquila.

Me levanto resignada a enfrentarmelo, el moreno me ve con una sonrisa mientras se lleva la taza de té a la boca.

— ¿Desde cuándo está aquí?.

— Llegué hace dos horas pero no quise despertarte.

— Lo siento.

—¿No duermes bien? No sé si me gustaría saber si mi hermano es la razón de ello.

Me mira con picardía, casi me río en su cara. Si supiera que para su querido hermano sólo soy un mueble más en la habitación.

— No es ni de lejos lo que se imagina Hashirama-sama, es sólo que me siento sola e inútil.

— ¿Inútil?.

— Sí, no estoy acostumbrada a pasar todo el día leyendo y sin tareas que realizar.

— Oh ya veo... La verdad no pensé que quisieras hacerlo.

— Es parte de incluirme en el Clan, si no me asignan tareas siempre seré como una invitada.

Hashirama analiza mi comentario, sirve otra taza de té y me la ofrece.

— Siendo honesto, no sé en dónde ponerte— se queda pensando un buen rato antes de mirarme— Mito está entrenando a Kenji y Suzuë, tal vez puedas echarle una mano—.

— Sería un gusto, ¿en dónde puedo encontrarlos?.

— Mito seguramente tendrá tareas por asignarte, en cuánto termine mi té iremos con ella y te dirá cuando tendrás que ir al campo de entrenamiento.

— Gracias Hashirama-sama.

— En lugar de darme las gracias ¿por qué no me cuentas cómo es que Yuseph deja de ser esclavo?.

                                  🌸

— Me gustaría que aprendieran ninjutsu médico pero no tengo suficiente tiempo para hacerlo.

Mito rebusca entre una montaña de pergaminos y saca diez de ellos, me los entrega junto con un traje de entrenamiento.

— Escuche que tú sabías de eso, tal vez me puedas apoyar, en éstos pergaminos vienen detallados los principios del ninjutsu médico, checalos y en dos días nos ponemos de acuerdo para ver por dónde comenzamos.

— Está bien, compermiso y que descanse Mito-sama.

Con esfuerzo salgo de su cuarto y voy directamente al mío, dejo caer los pergaminos al suelo y me recargo en la pared, no sin antes acercar un plato con fruta.

La Primera ViajeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora