Capítulo 5

10.6K 749 612
                                    

Narra Ezequiel

-¿Si? –Contesto riendo, el celular-

-Hola, bello de mi corazón, princeso de todos mis cuentos, Aladdin de...no sé qué más-se ríe-

-Valentín ¿estás borracho?

-Jamás de los jamases ying de mi yang –canturrea y definitivamente sí está borracho. Muy borracho –

-¿Y para que me llamas? –Rebolee los ojos. Esto le iba a costar caro-

-Porque me avisaste que ibas a casa y ¡Adivina que! yo también –grita lo último. Alejo un poco el celular- ¿No es una casualidad?

-¿Casualidad? –me rio. No puedo creer que esté pasando esto. Hace mucho no pasaba.- ¿Dónde estás, amor?

-En casaaaa –alarga la letra A- ¿Dónde está Ezequiel, None eta? No ta –grita desaforadamente y no puedo evitar tentarme-

-¿Y quién te llevó a casa? Me imagino que no manejaste –digo serio y preocupado-

-No, como se te ocurre pensar eso -se hace el ofendido- Me trajo Mateo y el otro no me acuerdo como se llama.

-Cristian –se escucha de fondo. Ambos son amigos del trabajo-

-Ese, Cristian. Me trajeron entre los dos, pero no porque esté borracho ¡eeh! No, no. Sino porque me daba miedito venirme solito y que Ezequiel me rete- Suelto una carcajada. El grado de alcohol que tiene en su cuerpo, es increíble- No te rías, amor. Ezequiel se pone loquito –Hace rato que había puesto la llamada en altavoz, Con Nicolasa estamos muy tentados-

-No me rio, no me rio –digo tentado- Pásame con Mateo.

-¿Con quién? –Balbucea- ah, sí. –se escucha movimientos de fondo y la voz de Mateo- Hola, Eze.

-¡Hey, Matt*! ¿Está muy mal?

-Ehh ¿No? – carraspea-

-¡Dale! –me quejo-

-Bueno, sí. –se ríe un poco-

-Podes hacerme el favor de acostarlo en el sillón y quedarte hasta que llegue. Yo en unos minutos estoy.

-Sí, dale. No hay problema.

-Genial. Gracias. Nos vemos –saluda y corto el celular-

-¡No, no! -dice Nicolasa, riéndose – ¡Grabé todo!

-Sos terrible –me reí, también- nunca lo había escuchado así, bueno no tan así. –me corregí-

-¡Ni yo! Lo voy a molestar de por vida con esta grabación. –Sacude su celular. Ella disfruta mucho esto. Nunca dejan de pelearse. Todo en broma, obvio. – Mañana azotá todas las puertas, por favorcito.

-¡Ay, Nikky! – Me reí- Tu maldad te supera – agarro mis cosas para irme a casa-

-¿Qué? –Levanta los hombros, haciéndose la inocente- Se lo merece por ponerse en ese estado. –Asiento para luego abrazarla con cuidado y dejar una caricia en su panza-

-Va a costarle caro, no te preocupes –nos reímos los dos- Cuídate, nena. –La saludos por última vez y me meto en el auto para ahora sí, arrancar-

***

Apenas apago el motor del auto, se abre de forma brusca la puerta de mi casa. Un Mateo con toda la remera* manchada se me acerca pálido y asustado. Me tapo la nariz con la mano por el olor a vomito que desprende.

Más allá de lo InesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora