Capítulo cuatro

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Theo

La casa de los Granger había enloquecido en cuestión de minutos.

Cuándo una mucama había gritado horrorizada al no encontrar a la señorita de la casa en su dormitorio, todo el personal había buscado a la muchacha por toda la propiedad.

Las noticias no tardaron en llegarle a Jhon y a su hijo, Theo.

Theo no podía creer la irresponsabilidad de su hermana. ¿Fugarse? ¡Y justo antes de su boda!.

Aquella conducta era irracional en la pequeña castaña hueca de su hermana. Entendería que se diera a la fuga, si su padre la hubiera comprometido con uno de sus viejos amigos empresarios, pero era Harry el novio en cuestión.

Sí, Theo sabía del enamoramiento de su hermana y creyó que ésta era la oportunidad de Hermione para ser feliz con el hombre al que amaba.

Por este motivo, cuándo recibió la noticia, fugarse había estado fuera de cuestión. ¿Fugarse de un matrimonio con Harry? Aquella frase no sonaba a la Hermione que él conocía.

Estrelló sus manos contra el escritorio de su padre.

-¡Papá! ¡Te digo que no puede haberse escapado!- Insistió con más ímpetu. Su hermana menor estaba perdida y él removería cielo y tierra hasta encontrarla.

Jhon seguía sin articular palabra.

-Seguramente la han secuestrado y aquellos malditos piensan pedir un rescate...- Siguió Theo.

Jhon resolvió calmar los nervios sobre protectores de su primogénito.

 -Theo, cálmate-

Los estribos frágiles del joven explotaron ante la calma de su padre.

 -¡Padre! ¿Cómo puedes estar así de calmado? ¡Es Hermione de quien estamos hablando!-

El mayor de los Granger sólo asintió.

Él también estaba preocupado. Por todas las horas que habían pasado durante la noche, Hermione podría hallarse del otro lado del mundo y ellos no lo sabrían.

Hermione

Cuándo al fin se registró en el pequeño hotel que se hallaba en el camino, y cayó rendida en la cama, instantáneamente el sueño la venció.

Ocho horas después, ya era sabado por la mañana. Parte de su cansancio se había evaporado, pero al verse ataviada con la misma ropa durante un día, decidió que era tiempo de partir para continuar su camino a la ciudad. Y de la ciudad a un banco. Y del banco al centro comercial para comprar algo de ropa

Tras sacarse la ropa, y probar la temperatura del agua, se metió a la ducha. El agua trabajó en sus doloridos músculos, limpiando su escaldada piel y refrescándole un poco la consciencia.

Usó el kit de aseo que encontró en la gaveta de la cómoda y se enrolló el torso con la toalla.

Todavía húmeda por el baño, encendió el pequeño televisor con el que contaba el cuarto. Tras escanear los canales, determinó que lo más productivo sería ver las noticias mientras se alistaba para salir.

-En la madrugada del día de ayer, cinco casas se derrumbaron en...- Escuchó decir mientras terminaba de secarse.

Se colocó algo de ropa interior limpia que había traído consigo.

-Entre otras noticias, en Inglaterra ha causado revuelo la súbita desaparición de la hija de uno de los magnates más importantes, Jhon Granger...-

Hermione inmediatamente colocó su atención a la pantalla que mostraba una fotografía suya.

Oh, genial. Esto era simplemente genial. Ya no sólo era prófuga de su familia, ¡sino también del resto del mundo!

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