Capítulo ocho

136 11 0
                                    

Draco

De verdad aquella mujer debía estar desesperada.

Draco decidió aquello después de analizar la verdad que revelaban los ojos de Hermione.

Todavía le parecía imposible que aquella frase hubiera salido de los labios de su esposa. Una esposa no muy normal, por decirlo así.

-¿Disculpa?- Preguntó, no cediendo a la tentación de realmente creer que aquello no había sido fruto de su imaginación.

Pero todo lo dicho estaba escrito en grandes letras rojas en la frente de Hermione.

Pero como así de rápido había aparecido, así de rápido se había esfumado.

Hermione

Ella estrechó su mirada. ¿Tenía que rebajarse tanto para poder captar la atención de él?

Si no fueran por las desdichadas circunstancias y la desgraciada decisión que la había llevado a estar parada en el umbral de una puerta, rogándole a un mujeriego que la aceptara. Aunque fuera en su cama.

Sintió ganas de explotar en una risa histérica. Su vida era un chiste, eso era.

-No pienso arrodillarme ante ti. Eso te lo garantizo- Dijo con la poca dignidad que le quedaba. Si él se negaba a aceptarla, sería el final de la poca confianza que gozaba en sí misma.

Y era por eso precisamente que esperaba con ansiedad la llegada de una respuesta.

Draco

Draco gruñó con disgusto. El descaro de esta mujer. Era increíble, cómo incluso en una situación en la que ella estaba atrapada, lo hacía sentirse como la peor calaña del mundo.

Incluso pidiéndole recibirla aunque sea como su prostituta, de algún modo conseguía cambiar los hechos, saliendo ganadora. Lo hacía sentirse como la última opción disponible en su lista de opciones, lo hacía sentirse como la última rueda del coche.

Y era por ese motivo que sentía una ansiedad de tirarle la puerta en la cara, por segunda ocasión. Él también tenía su orgullo, ¿lo sabían?

Pero por otra parte, ella de verdad necesitaba a alguien.

-Olvídate de esa estupidez de acostarme contigo- Se hizo a un lado, y con un gesto la invitó a entrar. Y, aunque su cara no estaba bañada de dicha y felicidad, su seriedad confirmaba la importancia de la pregunta aún no formulada. Hermione sintió algo de alivio, pero sería tan sólo temporal, al imaginarse lo que vendría.

Draco pediría respuestas. Y ella, no se sentía capacitada para darlas.

Por su parte, Draco, necesitaba resolver este misterio que significaba Hermione Granger.

-Tendrás que contarme cada detalle- Ella lo escuchó gruñir. -Cada. Maldito. Detalle-

Theo

Era más fácil encontrar una aguja en un pajar que a su pequeña hermanita con una jugosa cuenta bancaria disponible. Cuándo los movimientos en la cuenta de su hermana, fueron revelados por Inteligencia, Theo sintió una profunda decepción por Hermione. Ella nunca había sido una estúpida. ¿Cómo podía despreciar un matrimonio con el hombre al que había amado por más tiempo del que tenía conciencia?

Simplemente la huida de su hermana menor no tenía ningún sentido. Hasta ése entonces.

Ahora, todas las piezas habían encajado en su sitio. Cuándo el jefe de Inteligencia, le había dicho que su hermana, en realidad no había sido secuestrada, se había sorprendido. Pero cuándo éste mismo le había entregado una copia del acta matrimonial de Hermione, cómo articular palabras se había esfumado de su cerebro.

unidos por un contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora