🐄; jueves; haciendo ejercicio

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Horacio talló su mejilla sobre la suave tela fresca de su almohada. Sonriendo por lo bien que aquello se sentía. No quería levantarse nunca de esa linda cama, quería vivir siempre allí. Sin embargo, sabe que vivir con alguien como Viktor Volkov aquello era prácticamente imposible.

-¡Horacio, levanta el culo! Tenemos que salir a hacer ejercicio -el fuerte grito de su novio sonó en toda la habitación. Horacio bufó fastidiado. Quería hacer berrinches cual niño pequeño.

-Es demasiado temprano Volkov, deja de joderme la vida por favor. -contestó tapándose hasta la cabeza esperando que aquella respuesta fuera definitiva para que el otro hombre se fuera del cuarto.

-Son las siete de la mañana, levanta el culo ahora mismo. ¿O quieres que yo te levante?

Ay, a Horacio le encantaba tanto sacar de quicio a ese hombre. Era su hobby favorito.

-Quiero verte intentándolo, niño asustao'. -retó, no moviéndose de la cama.

Escuchó a Viktor salir del cuarto y eso lo hizo sonreír victorioso creyendo que la paciencia del mayor ya se había agotado con él, y es que siempre era lo mismo con Horacio cuando de ejercicio se trataba. Era alguien demasiado perezoso. Estaba por conseguir de nuevo su apreciado sueño, los párpados pesados cerrándose y su mente comenzando a soñar... Cuando de repente algo frío cae en su cabeza y espalda.

-¡¿Pero qué mierda!? -gritó el menor sobresaltado, removiendo las empapadas sábanas de su cuerpo buscando rápidamente a Volkov, el cual se descojonaba en el borde de la puerta.

-Anda ya, tenemos que irnos -tras decir aquello observó como salía por fin del cuarto.

Horacio bufó con fastidio parándose y yendo rápidamente a por ropa seca. Tomó lo primero que vió, unos chándal grises con una sudadera morada con rasa, tenía una pinta como de ser galáctica.

lavó sus dientes y su cara con la esperanza de que todo el sueño se desvaneciera pero era inútil, pues sus párpados seguían pesados.

Puto Volkov y su manía de salir por las mañanas a correr por la orilla de la playa.

Bajó las escaleras arrastrando los pies un poco y se dirigió hacia la cocina donde su -ahora- odioso compañero lo recibía con un vaso que contenía un líquido verde y espeso. Su cara se contrajo en una mueca de asco para después mirar interrogantemente a Viktor.

-¿Qué mierda es esto? -preguntó, llevó su nariz hacia la bebida para ver si podía percibir algún olor tan mal como se veía.

-Es un batido, le dará energía a tu culo perezoso. Apúrate a beberlo. Mientras iré a ponerle la correa a Perla -tras decir eso de forma autoritaria, desapareció de la cocina para ir tras la perra quien contenta se dejó poner la correa.

Terminó de tomarse el batido sorprendido de que realmente no supiera mal, salió de la cocina y al visualizar a su novio en la puerta esperándolo soltó un último suspiro y lo alcanzó.

-¿Estás listo? -Volkov preguntó. Reprimiendo una risa por la cara espantada que traía Horacio.

-Que sea lo que dios quiera.



[🥀]


Las plantas de sus pies ardían como nunca antes en su vida lo habían hecho, sus mejillas algo pálidas estaban sonrojadas y por supuesto que quería llorar también.
Horacio no la estaba pasando nada bien en esa carrera y eso que apenas llevaban diez minutos de treinta. Sus piernas temblaban como hojas de árboles en pleno otoño. Necesitaba un descanso urgente Volkov solo sabía gritarle.

adore you; volkacio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora