PARTE 2

85 41 0
                                    

Sunset


No lo necesitaba. Por supuesto que no lo necesitaba. Él se había alejado, sin importarle sus sentimientos, sin importarle nada. Lo había engañado, no merecía ni siquiera que pensara en él. Iba a superarlo e iba a volver con su vida, todo iba de maravilla antes de que él apareciera, ¿por qué iba a cambiar ahora? Iba a seguir con sus perfectas calificaciones y sus amigos que sí lo valoraban. Podía hacerlo, lo sabía. Pero no era tan fácil como pensó. Nunca necesitó de nadie para ser feliz, le gustaba estar solo y le era fácil despegarse de las personas cuando se alejaban. Pero esta vez era diferente. Cada vez que volvía a su dormitorio después de clases pensaba en él. Cuando estaba haciendo deberes o pintando sus uñas pensaba en él. Cuando estudiaba en la biblioteca o en los jardines, los lugares que antes disfrutaba tanto, no podía evitar pensar en los momentos que compartieron en esos mismos lugares. Cuando iba a la cafetería con sus amigos solo pensaba en su risa escandalosa cuando eran los únicos en ese mismo lugar. No lo necesitaba, no.

Pero cómo lo quería.


Caminaban por uno de los grandes jardines hasta llegar casi al final de la propiedad de la academia. Louis nunca había llegado tan lejos. Había una fuente pequeña con un ángel en la cima, en medio de los grandes árboles que parecían no haber sido podados en un largo tiempo, a diferencia del resto del jardín. El lugar estaba detrás de una de las nuevas canchas deportivas, así que pasaba desapercibido. Harry sacó una manta de su mochila y la extendió en el pasto, mientras los ojos azules recorrían el lugar con curiosidad, había arbustos llenos de flores de color rosa intenso, la fuente había adquirido un tono rojizo y las largas ramas de los árboles se mezclaban entre sí, todo brillaba bajo el sol de verano, creando un ambiente casi mágico.

- Vamos Lou, muero de hambre. Siéntate. – la voz del menor lo sacó de sus pensamientos.

- Este lugar es increíble – obedeció.

- Lo sé, – Harry sacó de su mochila un par de tenedores que había tomado de la cocina mientras relataba animadamente – es mágico. Y lo mejor es que nadie viene por aquí nunca, ni siquiera el personal de la academia. Lo descubrí hace unos meses. Me gusta el silencio y este lugar es hermoso y perfecto. No se lo cuentes a nadie, ¿está bien? No quiero que la gente empiece a venir y lo arruinen. Eso me pasó con la terraza del ala oeste, la que está por el antiguo laboratorio de física. Se lo enseñé a una amiga y al día siguiente habían 20 personas ahí. No puedo seguir compartiendo mis lugares secretos, este lugar no es tan grande como parece y, sobre todo en el año cuando hay miles de alumnos corriendo por todos lados, necesito tener un espacio tranquilo de vez en cuando ¿sabes?

Louis solo lo veía encantado, le encantaba cuando hablaba sin parar. Hacía gestos, relamía sus labios y movía las manos de la manera más encantadora, pasándolas por sus rizos de vez en cuando.

- ¿Lou? – el mayor asintió y se aclaró la garganta. Era raro en él quedarse sin palabras. Harry trató de quitarle el recipiente de comida, pero lo apartó en seguida.

- Alto ahí. Yo lo hago. – declaró, volviendo a la realidad, Harry rodó los ojos.

- Está bien, ¿qué comeremos? – Louis quitó la tapa del recipiente y un aroma delicioso los envolvió.

- Es pollo relleno con mozzarella, envuelto en jamón de parma, con una guarnición de puré de papa casero.

- ¡Cielos! Huele increíble. Debe encantarte cocinar, eres muy bueno.

- Es...es un platillo especial. – Louis se rascó la nuca.

- ¿A qué te refieres? – cuestionó Harry sin percatarse del rubor en las mejillas del mayor, mientras olisqueaba el platillo encantado.

good boy, bad boy. | lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora