PARTE 6

49 35 0
                                    

Seduction

Harry caminaba de un lado al otro en su habitación. Tiraba de su cabello y hacía sonar las llaves entre sus dedos con impaciencia. Trataba de decidir qué tan buena idea era lo que estaba a punto de hacer. Se preguntaba por qué lo estaba haciendo realmente. Pensándolo bien, no serviría para nada, más que para aliviar la presión en su ropa interior.

¿Valía la pena arriesgarse tanto solo por eso? Si lo descubrían fuera de su dormitorio a esa hora de la madrugada podía tener serios problemas. No, no era una buena idea. Bajó la cabeza, rendido. Y su mirada se topó con las bragas blancas que había decidido ponerse ese día. O, mejor dicho, con el bulto que destacaba ansioso dentro de ellas.

Llegó a su mente la imagen de una mano adentrándose en esas mismas bragas tiempo atrás y sus piernas tomaron la decisión por él.

A la mierda

Tomó la bata y la bandana que había dejado listas minutos antes y salió por la puerta, siendo lo más sigiloso que pudo al recorrer los pasillos que conocía tan bien. Al llegar, insertó en la cerradura la llave con una "H" dorada y la giró.

Se obligó a dejar de temblar antes de sumergirse en el embriagador aroma de la habitación. Inhaló con fuerza y dejó que ese sentimiento reconfortante se extendiera por su pecho, recordando y dejándose transportar a un mundo en el que despierta cada mañana con esa sensación envolviéndolo. Un mundo en el que no tiene que irrumpir en habitaciones como un ladrón para llenar el vacío en su pecho al menos por unos minutos.

Abrió los ojos y ahí estaba él. Tal como lo recordaba, con las mantas hechas un desastre y los brazos cerrándose sobre su pecho, alrededor del espacio donde solía estar Harry. Luciendo angelical, con todas sus barreras abajo. Se veía como el chico del que se enamoró, el que hizo latir su corazón hasta casi salir de su pecho. Y, por un momento se perdió entre la calidez de la habitación, la encantadora visión que le fue otorgada, y el calor de su cuerpo. Por un momento, olvidó que ese también era el chico que había roto su corazón.





- ¡No!, Jimmy protestó – Harry abrió los ojos asustado y se levantó, retirando la cabeza del regazó del mayor.

- Te pedí que leas el libro para mí, no que lo escenifiques.

- Creí que lo haría más entretenido, ya sabes, para que lo entiendas mejor.

- Estaba entendiendo perfectamente.

- ¡Te estabas durmiendo!

- Es que tu cama es muy cómoda.

- Es exactamente igual a la tuya, Hazz.

- No, es... – sus mejillas tomaron un color rosa – es que aquí todo huele a ti. Es relajante, no sé cómo no quieres dormir todo el tiempo.

- Pues yo no huelo nada – olfatea el aire – solo a ti, baby cakes. – Harry sintió sus mejillas arder pero no quitó la mirada de los ojos azules.

- Entonces... – se sentó en su regazo e inclinó la cabeza, dándole una visión perfecta de su cuello – ¿crees que huelo bien?

- Yo... – Louis se tensó – creo que hueles muy bien.

- ¿A qué huelo Lou? – Harry acariciaba el cabello de Lou mientras se sentaba más cómodamente, reduciendo el espacio entre los dos.

- Hueles como u... – se aclaró la garganta cuando Harry eliminó por completo la distancia que los separaba, creando una ligera fricción en su entrepierna – ¡hueles dulce! Eres un chico muy dulce. Hablando de dulces, ¿quieres un chocolate caliente? Yo muero por uno. Iré a comprar, ¿vale? – habló tan rápido que Harry aún no terminaba de entender qué estaba pasando mientras lo retiraba de su regazo delicadamente y se ponía de pie, ignorando su mirada de reproche.

good boy, bad boy. | lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora