PARTE 4

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Braids


Los días pasaron. Tres días después de dejar la nota, Harry supo que no recibiría una respuesta. Lo supo cuando vio su propia nota desaparecer pero no vio una nueva y cuando, ese mismo día, vio a Louis abrazándola frente a él, asegurándose de ser visto. Aun así iba a la fuente, solo para encontrarse al pequeño ángel con las manitas unidas y vacías. Se sentaba ahí como lo hacía antes de conocer a Louis, haciendo tareas, leyendo, cantando, evitando pensar demasiado en él.

Niall y Liam insistían en que debía salir de las clases que compartían, para evitar verlo tan seguido. Lo que sea que ayude a su pequeño amigo a dejar de pensar en él. Claro que el internado no ayudaba, aun si no tuvieran clases juntos, lo vería en los pasillos, comedor. Como sea, sus amigos repetían el discurso de "él no vale la pena" por quinta vez esa semana cuando entraron a la cafetería. De pronto Liam se detuvo, llamando la atención de Harry.

- Mejor vamos a mi habitación y comemos algo allá - le sonrió, lo más convincente que pudo.

- Pero quiero ver que servirán hoy, tengo mucha hambre y en tu habitación solo tienes dulces.

- Entonces... está bien - se rascó la nuca, tratando de hacer señas a Niall para que lo ayude pero este no entendía qué pasaba. Señaló una mesa alejada hacía un extremo del comedor - sentémonos por allá.


- Pero casi todas las mesas están vacías Li - Niall definitivamente no estaba ayudando. Harry empezó a sospechar que algo andaba mal, y recorrió el lugar con la mirada, buscando el problema. No tardó en hallarlo. En una mesa del lado contrario a la que Liam señalaba, se encontraba Louis y su grupo de amigos, lo que era usual a la hora de almuerzo. Pero había algo inusual. Louis estaba sentado en la mesa, trenzando el rubio cabello de la chica que atormentaba los sueños de Harry. Y entonces el aire abandonó sus pulmones, los recuerdos atacándolo.


Harry salió del comedor lo más rápido que su cuerpo le permitió. Corrió por los pasillos, sintiéndose estúpido por dejar que lo afecte. Dejó que sus piernas lo lleven mientras pensaba en Louis. En él y en el inicio de todo. En cómo se había dejado caer tan hondo. Trataba de recordar el momento exacto en que todo tomó un sentido diferente.


Porque los pasillos no eran los mismos, las flores no eran las mismas, el cielo parecía más hermoso antes de tener otro azul con que compararlo. Nada era igual en un mundo en que algo tan sencillo como un peinado podía desencadenar tantos sentimientos dentro de él. Cuando llegó al estacionamiento lo supo. Al ver el hermoso auto negro de Louis con ese rayón en el costado, recordó el momento exacto en que todo se había empezado a ir a la mierda. El momento en que había perdido el control.


El color verde desapareció, dando pie a ojos negros que solo veían dos cosas: Louis y una melena rubia. Entonces ya no se sentía triste. Solo furioso. Buscó en su mochila hasta encontrar las llaves de su dormitorio. Estuvo seguro de que no había nadie cerca de él cuando presionó contra el metal. Escribió sobre el rayón anterior, con el pulso más firme que pudo conseguir.


OOPS!





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good boy, bad boy. | lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora