PARTE 3

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Angel


Ese viernes, Harry decidió ir a la fuente cuando se acabaron las clases. Cada vez se sentía más aburrido. Habían pasado 3 meses desde la última vez que había hablado con Louis. Aunque no es como si hubiera estado contando los días o algo así, claro que no. Cuando llegó vio un punto amarillo que destacaba en el paisaje de tonos rojizos. En la cima de la fuente, sostenido por las manos de la familiar estatua de ángel, había un pequeño girasol. Lo tomó, sorprendido. Y se dio cuenta de que una cuerda unía la flor con un pequeño papel. Una nota doblada con algunas letras en tinta negra.


Te extraño, ángel.

Era obvio de quién provenía la nota. Reconoció la bonita caligrafía, reconoció el papel. Él mismo le había regalado esa libreta. Pero más que nada, reconoció el apodo. No olvidaba cuando Louis empezó a llamarlo así, era su favorito. Le llamaba ángel cuando lo recogía de su habitación a las 7 am para ir a clases, con el sol apenas despertando. Le llamaba ángel cuando hacían estudiaban juntos y Harry tenía una de sus grandes ideas que lo solucionaban todo. Le llamaba ángel cuando se quedaba dormido en su pecho después de ver "The notebook" o una de las películas de Disney que tanto amaba.

Su corazón latía frenéticamente, no se lo esperaba. Realmente le sorprendió. Louis ni siquiera le respondía el saludo a pesar de estar en el mismo salón de clases 3 días a la semana y de pronto le dejaba una nota. De pronto sabía de él sin haberlo pedido. De pronto le decía lo que había querido escuchar cada día de los últimos 3 meses. Y por un momento olvidó todo lo que le habían dicho sus amigos, olvidó que debía olvidarlo y seguir adelante. Antes de pensarlo, escribía en una hoja de papel idéntica a la que había recibido. No lo pensó demasiado, escribió lo que quería decir y lo que sabía que querían leer los ojos azules, lo que necesitaban leer.

También te extraño.


Corrió a la ducha y una vez adentro pensaba en lo que se iba a poner mientras cantaba animadamente, al salir se envolvió una toalla a la cadera y escuchó unos golpes en la puerta. Vio su teléfono: 8.10. Maldijo mentalmente mientras caminaba hacia la puerta. La abrió con una sonrisa y dio un tierno beso en una mejilla casi carmesí, justo debajo de unos ojos azules que lo examinaban de arriba a abajo. Pero Harry no lo notó, nunca parecía notar esos detalles. Caminó hacia su ropero, moviendo las caderas con una naturalidad que empezaba a volver loco a Louis.

- Aún no estoy listo, pero entra, no tardo. – Harry ni siquiera se paró a pensar en que estaba prácticamente desnudo, aún con gotas cayendo del final de sus rizos, deslizándose por sus hombros y su pecho. Se sentía en confianza con Louis y consigo mismo. Louis, por otro lado, no hallaba las palabras. Caminó por inercia hasta la cama, ya acostumbrado a visitar al pequeño para leer, escuchar música o ver películas.

- Buen...día – masculló al final. El chico atrevido que despertó a Harry hace unos minutos definitivamente se había quedado fuera de esa habitación.

Harry se movía por toda la habitación como por un escenario, escogiendo ropa y accesorios. Cuando tuvo todo lo que necesitaba se escondió detrás de una puerta de su armario y empezó a cambiarse. Louis intentaba ignorar que detrás de esa delgada puerta se encontraba el niño de sus sueños sin ropa mientras este le contaba emocionado sus sueños de elefantes rosas y le preguntaba qué harían ese día, quejándose de que aún era muy temprano. Cuando estuvo listo Louis maldijo internamente. Harry deslumbraba con el uniforme de la academia, pero con la sencilla camiseta blanca, los jeans azules y las gafas de sol que había escogido para ese día, llegaba a otro nivel. Louis se esforzó para no babear y responder de manera coherente a los comentarios del pequeño.

good boy, bad boy. | lsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora