Maratón: 🖤7🖤

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Cuando llegaron al edificio donde la conocida mafia sexy vivía Gustabo seguía estando mal.

Ya no deliraba pero si se veía cansado y adolorido, conway cargo al estilo princesa a Gustabo para poder subirlo hasta su piso y no lastimarlo mas.

Segismundo los seguía a unos pasos más atrás mientras rebuscaba en los bolsillos del saco de su amiga en busca de las llaves para abrir el departamento, desde que las perdió en un atraco gustabo no volvió a darle otra copia.

Caminaron hasta el elevador y para subir más rápido, una música empezó a sonar y conway gruño molesto mientras segismundo bailaba en su lugar tarareando la música.

Al llegar el piso salieron con calma, los dos también estaban cansados pero podían mantenerse en pie, no como el mayor de ellos.

El menor se acercó más rápido a la puerta para abrirla, Jack entró primero quedándose quieto en la entrada esperando que el menor le dijera dónde estaba la habitación de Gustabo.

-Oh cierto, arriba es la primera a la derecha- señaló guardando las llaves en un cajón del mueble pegado a la puerta.

Asintiendo a lo dicho por el joven empezó a caminar hasta la escaleras que estaban al fondo de la sala de estar, subió con cuidado de no rozar ninguna herida o moretón.

Encontró la habitación rápido ya que era la única que tenía un letrero que decía “No entres cara culo” algo le decía que era la suya.

Aún a oscuras recostó el cuerpo del mayor en un lado de la cama dejando que se acomodará como quisiera. Encendió una lámpara que estaba sobre el buró que se encontraba a lado de la cama.

Con el cuarto más iluminado se dió el gusto de sentarse en la cama, observó a Gustabo que se encontraba ya hecho bolita cerca suyo.

-Al diablo-

Se quitó los zapatos y se subió por completo a la cama aún sentado se acercó más al cuerpo del mayor, ya estando a su lado se recostó un poco permitiendo que Gustabo se recargara en su pequeño y él pudiera abrazarlo un poco.

-Solo...solo cerraré mis ojos...un segundo- se quedó dormido rápidamente.

Mientras ellos dormían tranquilamente segismundo llevaba al cabo su plan con la ayuda de los demás habitantes del departamento.

-Bien chicos tenemos que hacerlo bien- segismundo tenía en sus manos una lista hecha a la rápida.

-De acuerdo- aseguraron todos.

-Volkov y Horacio, ustedes prepararán el balcón- los señaló 

-Hecho- la pareja saludó en estilo militar por la costumbre rieron entre ellos y se fueron a buscar las cosas que necesitarían 

-Trujillo, quita esa cara de culo y ve por una botella de vino-

-¿Y dónde se supone que sacaré una? Pablito se acabó la última- señaló al mexicano.

-Ese no es mi problema joto- Pablito se encontraba acostado en el sillón mientras revisaba una revista de autos.

-Toma, ve rápido a la licorería más cercana y deja de quejarte- le lanzó las llaves del Audi de su amigo.

-Claro cómo es el cuñado no le dices nada- dijo enojado entre dientes.

-Vete ya- le gritó- Jhony tu pediras la comida- le entregó una pequeña hoja.

-¿Por qué tanto?- pregunto leyendo todo lo que decía la hoja.

-Nosotros también comeremos dah- giro sus ojos- ahora rápido que ese servicio cerrara pronto.

La peor cita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora